Las mil y una

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

Una invitación a liberar el deseo en todas sus formas.

Las mil y una es la segunda película de la directora correntina Clarisa Navas, y su estreno llega luego de un importante recorrido por festivales internacionales (tuvo su première mundial abriendo la sección Panorama en la Berlinale y un destacado paso posterior por Jeonju, Lima, San Sebastián, Valdivia, Toulouse y más recientemente Guadalajara).

Protagonizada por Sofía Cabrera, Ana Carolina García, Mauricio Vila, Luis Molina y Marianela Iglesia, Las mil y una cuenta su historia entre los monoblocks de la zona de Las Mil viviendas, en Corrientes. Iris conoce a Renata y al instante siente una atracción difícil de explicar. La nueva presencia de Renata incomoda y los prejuicios se derraman. Ante el desprecio, ellas y su pequeño grupo de amigos serán la resistencia queer, haciendo que ese escenario en ruinas se vuelva tan cómplices como riesgosas y que sus encuentros sean luz en la noche barrial.

La cámara se comporta prácticamente como un amigo más de Iris, acompañándola junto a sus amigos a través de los monoblocks, transitando una intensa atracción que la sobrepasa cuando conoce a Renata. La franqueza y el realismo con los cuales se cuenta la historia, sumados a la mirada femenina y LGBTQI+, marcan la resistencia en un medio hostil, de la disidencia y del sentimiento de ese primer amor.

Las mil y una es una invitación a liberar el deseo en todas sus formas.