Las Ineses

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

La familia no se elige

La trama comienza en abril de 1985, cuando Carmen y Rosa van juntas a dar a luz al hospital de un pueblo.

Cuando una película parte de una premisa endeble y forzada los resultados nunca son buenos. Y este es el caso de las "Las ineses", la tercera película del director Pablo José Meza ("Buenos Aires 100 kilómetros", "La vieja de atrás"). La trama comienza en abril de 1985, cuando Carmen y Rosa van juntas a dar a luz al hospital de un pueblo. Las mujeres son vecinas y sus maridos, Pedro y Ramón, se apellidan García. Cuando los García conocen a sus hijas la sorpresa es grande. Pedro cree que la beba morochita que reciben de la enfermera no se parece a nadie de su familia, en la cual todos son rubios, y lo mismo sucede con el morocho Ramón, que jura que la criatura rubia y pálida que le acaban de entregar a su mujer no les pertenece. Los padres afirman que sus bebés fueron cambiadas en la sala de partos, pero las madres tienen sus dudas. Así y todo se impone el criterio de los hombres, que sin escuchar a los médicos trucan a las recién nacidas con el consentimiento de las confundidas madres. Los años transcurren y las niñas crecen como amigas, pero con el paso del tiempo las dudas igual persisten. "Las ineses" es una típica comedia de enredos familiares, pero su humor se apoya más en el costumbrismo, lo que a esta altura ya suena un tanto oxidado. En ese sentido abusa de los personajes arquetípicos (aunque María Leal se luce como una suegra metida) y los chistes de trazo grueso sólo hacen reír en algunos pasajes aislados. Lo que se agradece es que no vire nunca hacia lo melodramático, y que mantenga el tono de comedia hasta el final, aún a los tumbos.