Las horas más oscuras

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Camino al Oscar: magnífico Gary Oldman como Churchill
El formidable actor suma a su galería de caracterizaciones la más sobresaliente.

Un actor capaz de interpretar tanto a Sid Vicious como a Beethoven puede interpretar cualquier personaje histórico que se proponga. Sin embargo, la caracterización que en "Las horas más oscuras" hace Gary Oldman de Winston Churchill es asombrosa. Su actuación es el gran motivo para ver este muy buen drama histórico sobre el momento en el que, ante la rendición de Francia, Inglaterra es el único país europeo enfrentado al facismo y debe elegir entre hacer las paces con Hitler y Mussolini, o luchar contra las nazis en absoluta soledad.

La descripción de un Churchill que desayuna con whisky, que no deja de tomar bebidas alcohólicas ni siquiera en presencia del rey, y que va siendo virtualmente aplastado por la terrible presión de la situación que debe tratar de resolver es enfocada por el director Joe Wright con momentos de humor típicamente británico, que ayudan a distender el drama. La dirección de arte de los bunkers, donde el Primer Ministro se reúne con la plana mayor militar inglesa hace honor al título y ayuda al clima casi kafkiano de estas horas oscuras que tienen sus escenas culminantes en el Parlamento, cuando Churchill pronuncia su famoso discurso de la "sangre, sudor y lágrimas". También hay algunas licencias, que podrían estar entre lo mejor y lo peor del film según como se mire, como una secuencia clave en el subte de Londres en la que el estadista conoce la opinión del pueblo.

Esta no es una película fácil. Es muy claustrofóbica y dialogada. Pero es totalmente recomendable no sólo por la fuerza del tema de la lucha contra el facismo, sino también por la antológica actuación de Gary Oldman, por la que debería ganar el Oscar.