Las hermanas L.

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Encuentro explosivo y caliente

Cuatro jóvenes realizadores filmaron esta comedia nacional que muestra el explosivo encuentro entre dos hermanas, Eva y Sofía Legrand, separadas desde hace años, y obligadas a convivir en el departamento familiar cuando una de ellas regresa de Europa. Los rencores no tardarán en aflorar y generar el caos.

Concebida en clave disparatada y como una adaptación libre de Un tranvía llamado deseo (¡que osados!), Las Hermanas L (en obvia alusión a la diva de los almuerzos, que no permitió la palabra Legrand en el título). se juega por un cine que combina el desenfado de Almodóvar y el grotesco de Alejandro Doria.

La película es un constante juego de seducción y de relaciones cruzadas entre los personajes que se mueven de manera exagerada, y ofrece una mirada desprejuiciada y nostálgica. De este modo, desfilan un cuñado (Esteban Meloni) que mira demasiado a la hermana recién llegada de su esposa; Mabel (Soledad Silveyra) una madre de anteojos negros, atormentada por la fotofobia y que no ve con "buenos ojos" al amigo gay de su hijo (Elías Viñoles); un profesor de kabuki (Daniel Fanego) y la madre de las hermanitas en cuestión (Willy Lemos), en otra aparición arrolladora como la de Paco.

El relato es bien llevado por sus protagonistas, Silvina Acosta (Palermo Hollywood) y Florencia Braier (UPA! una película argentina), dos rostros nuevos del cine argentino. Las actrices se mueven cómodas en el género.

Los directores Eva Bär, Santiago Giralt, Alejandro Montiel y Diego Schipani vienen del cine ultraindependiente (UPA!, 8 semanas, etc) y aprovechan al máximo las posibilidades que le da un trabajo sin presiones y que sugiere más de lo que muestra a pesar de su slogan: "una comedia multiorgásmica".