Las furias

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Intolerancia.

Lejos de la exposición de géneros de sus otras películas, la nueva propuesta de la directora Tamae Garateguy, si bien no ahorra en violencia se escapa de cierta zona de confort para asumir nuevos desafíos que no tienen como espacio los ámbitos urbanos. Todo lo contrario ocurre en Las furias, donde la presencia de la naturaleza y la hostilidad de un desierto polvoriento pueden llegar a aproximarla con elementos del western.

Sin embargo, este cuento de amor y venganza bajo la dinámica de choque cultural, con un representante de la comunidad huarpe, Leónidas (Nicolás Goldschmidt), enamorado de la hija del despiadado terrateniente (Daniel Aráoz) se remonta a la tragedia clásica de Montescos y Capuletos con un alto anclaje en otro tipo de realidad.

Es la intolerancia y la imposición de un discurso dominante lo que atraviesa la atmósfera de este opus, cuya idea fue aportada por su actriz protagónica, Lourdes, interpretada por Guadalupe Docampo.

Cierto lirismo en las imágenes abre un abanico de interpretaciones frente a una premisa sumamente simple; y ese detalle no menor genera para esta tragedia -que traspasa la violencia de género o la discriminación de una etnia o grupo humano- un valor agregado.

A veces da la impresión que el relato fluye con esa furia del título y no encuentra reposo en la contemplación para que el sexo y los cuerpos estallen con su líbido, como parte de una apuesta a la transgresión de cualquier norma cultural impuesta.

Desafío superado para una directora que sabe arriesgar y elegir un equipo a la altura de esa aventura.