Las estrellas de cine nunca mueren

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

El uno para el otro

Las estrellas de cine nunca mueren (Film Stars Don’t Die in Liverpool, 2017) es una película de drama y romance dirigida por Paul McGuigan y escrita por Matt Greenhalgh. Está basada en hechos reales, específicamente en las memorias del actor Peter Turner. El reparto está compuesto por Annette Bening, Jamie Bell (John Rivers en Jane Eyre), Julie Walters, Kenneth Cranham, Leanne Best y Vanessa Redgrave (Claire en Cartas a Julieta). Recibió tres nominaciones a los premios BAFTA (Mejor Actriz por Bening, Mejor Actor por Bell y Mejor Guion Adaptado).

La historia se centra en la actriz ganadora del Oscar Gloria Grahame (Annette Bening), una mujer llena de vitalidad, energía y actitud. En 1981, mientras estaba en su camarín preparándose para una obra, Gloria colapsa y se derrumba en el piso. Peter Turner, su ex amante 30 años menor que ella, la llevará a su casa familiar en Liverpool, Inglaterra. Mientras la cuida, ya que Gloria sostiene que solo posee una molestia estomacal y no quiere ir al médico, los dos volverán a conectarse y darse cuenta que nunca dejaron de amarse.

Hermosa, dulce y desgarradora. La película no sería lo que es sin las excelentes interpretaciones de la pareja protagónica. Todo el peso recae en ellos y en cada minuto se puede percibir la química que tuvieron. Annette Bening compone a una Gloria que a pesar de su edad a veces parece una niña, ya sea por su forma suave de hablar o por cómo se comporta. No obstante esto nunca se ve forzado, por el contrario al espectador le interesa la vida de esta súperestrella a la que Hollywood con el paso de los años decidió dejar de lado. Jamie Bell gracias a sus expresiones faciales logra expresar al mismo tiempo enojo, impotencia, amor y tristeza. Los dos congenian tan bien y se sienten tan reales al actuar que resulta imposible no involucrarse por lo que atraviesan. Nos ponemos en su lugar y queremos lo mejor para ellos a toda costa.

El film está compuesto por el presente de los protagonistas así como por flashbacks combinados de tal forma que nunca dan ni un atisbo de confusión. Gracias a esos recuerdos, donde vemos el inicio de la relación y captamos qué fue lo que dio paso a la separación, nos encariñamos mucho más con los personajes, lo que provoca que en la segunda mitad las lágrimas sean inevitables.

Otro de los aciertos del director consiste en mostrarnos una misma escena pero desde diferente punto de vista. En vez de tornarse repetitivo, este recurso consigue hacernos dar cuenta que los dos tenían sus razones para proceder de la manera en la que lo hicieron.

La ambientación de época está bien lograda pero lo más destacable definitivamente recae en los vivos colores que se utilizan para representar el amor que florece entre Gloria y Peter. Los paisajes de ensueño contrastan muy bien con la nubosidad actual.

A pesar de la diferencia de edad, de que Gloria tuvo cuatro matrimonios y esa misma cantidad de hijos, uno nunca duda que Peter Turner fue una de las personas más importantes en su vida, ya que con sólo intercambiar miradas se notaba el genuino amor que compartían. Julie Walters también hace una gran labor como Bella, madre amorosa y solidaria de Peter.

Las estrellas de cine nunca mueren agarra al corazón del espectador, lo estruja y no lo suelta. Gran historia romántica que encima es real, lo que genera que luego de su visionado uno quiera saber más sobre la vida de Gloria Grahame, una mujer que demuestra que para la belleza no hay edad.

*Critica de Alina Spicoli