Las edades del amor

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Todo sobra

El único pretexto para dar luz verde al estreno de esta tercera parte del film coral Manual de amor, que se estrenara hace unos años en nuestro país con singular éxito, no es otro que la presencia de Robert De Niro y Mónica Bellucci, protagonistas del tercer episodio del film que nos compete: Las edades del amor, también dirigida por Giovanni Veronesi.

La estructura narrativa se apoya en tres relatos que dan cuenta de distintos tiempos para enamorarse, como la juventud, la madurez y la última etapa de nuestras vidas, la cual se identifica bajo el rótulo de más allá. En ese contexto dramático, revestido de cursilería, diálogos imposibles y una música omnipresente realmente perturbadora son evidentes las fallas del guión y el muy desparejo resultado del conjunto de la propuesta teniendo en cuenta además que la única anécdota interesante resulta la menos romántica y a la vez la más graciosa porque gira en torno al cambio de rumbo que sufre un popular presentador de noticieros que vive un tórrido romance con una psiquiatra bipolar. Sin moverse un ápice de la comedia de enredos, este segundo capítulo es el único que vale la pena destacar gracias a las buenas actuaciones de Carlo Verdone y Donatella Finocchiaro.

El primer episodio donde sobra absolutamente todo es un cúmulo de clichés que recicla la historia de un joven abogado (Riccardo Scamarcio) a punto de casarse con Sara (Valeria Solarino), pero a quien Cupido le juega una mala pasada al ponerle en el camino a una chica durante un viaje por trabajo en Toscana y así quedar tan enamorado como para dudar de su futuro y apostar a otro incierto presente.

El registro telenovelesco para mezclar el costumbrismo de un pueblo chico resulta realmente insoportable hasta que el alivio llega con el ya citado segundo episodio.

Respecto al último tramo no puede agregarse demasiado salvo una correcta actuación de De Niro en el rol de un profesor de historia del arte, divorciado y trasplantado del corazón, quien se enamora de la hija de su portero y amigo italiano interpretada por la sensual Mónica Bellucci. Sin embargo, el relato trata de insuflar algo de romanticismo en la ocasional pareja que por momentos se vuelve verosímil aunque en otros parece muy forzado.

Las edades del amor en definitiva es otro despropósito que arriba a las carteleras locales con un importante número de salas a su disposición para ocupar un espacio que un cine de mayor calidad y también proveniente de Europa necesita y con suma urgencia, pero que lamentablemente se le niega de manera sistemática.