Las crónicas del miedo

Crítica de Juan Göttling - SI (Clarín.com)

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Una película que atrasa, en la que los cinéfilos encontrarán algunas escenas creativas y otras algo efectivas. Es interesante para conocer cuáles directores integran la actual camada del género de terror.

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Cine, estreno: "Las crónicas del miedo"
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Una película que atrasa, en la que los cinéfilos encontrarán algunas escenas creativas y otras algo efectivas. Es interesante para conocer cuáles directores integran la actual camada del género de terror.

06.02.2013 | Por Juan Göttling jgottling@clarin.com

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"Las crónicas del miedo"

El género del terror sigue haciendo agua. Hay pocas ideas nuevas y los directores siguen apelando a recursos conocidos e historias que ya fueron contadas. Tal es lo que sucede con Las crónicas del miedo (2012).

La película llega a la Argentina unos meses después de su lanzamiento oficial en los Estados Unidos. Es un compilado de historias (seis en total), que fueron dirigidas cada una por un director distinto: Adam Wingard, Simon Barrett, Ti West, Glenn McQuaid, Joe Swanberg y el colectivo Radio Silence. De las seis tramas, hay una que las engloba y su argumento es el siguiente: un grupo de jóvenes delincuentes deben entrar, por encargo, a una casa para buscar una cinta de VCR. Su sorpresa es grande cuando se dan cuenta que el dueño del lugar es un coleccionista de videos caseros. Por curiosidad, los jóvenes se pondrán a ver las cintas, que son las otras cinco historias que contiene el filme.

Esos relatos no son nada fuera de lo común, algunos parecen leyendas urbanas, otros cuentos de terror, otros de horror. Es más, toda la película da la sensación de ser un especial de alguna serie del tipo Cuentos de la cripta, tan popular en los '90. Sólo falta el cadavérico cuentacuentos de aquella serie.

Las crónicas del miedo está grabado en su totalidad en baja calidad, como si en verdad se estuviera viendo un videocassette. Es como un tributo al soporte, el VCR, que dio películas como El proyecto Blair Witch, que creó un subgénero del terror que, en la era digital, tiene ejemplares como Actividad paranormal o REC, por nombrar algunos.

Lo que se puede rescatar por un lado, es que el colectivo de directores proporciona historias para todos los gustos. Por lo menos una de las seis historias llegará a gustar. Por otro lado, es que Las crónicas del miedo no sólo reflota un viejo formato (el de las antologías) si no que además, le da lugar a directores que quizás de otra manera no llegarían a los cines.