Las crónicas del miedo

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

A lo mejor estoy cayendo en el acostumbramiento de ver lo menos peor de este género vapuleado por producciones cada vez más lejos de las buenas ideas. También puede ser aquello que nos pasa cuando entramos al cine, o al teatro, con más apertura. No sé. Quizás sea una mezcla de las dos. Lo cierto respecto del estreno de “V/H/S”, “Las crónicas del miedo”, es que siendo una película de dirección coral (seis realizadores) logra momentos destacables en un par de esos seis cuentos.

Ver muchas películas durante mucho tiempo hace nublar un poco la comprensión global. El género del terror atraviesa su peor momento en términos de calidad, pero no por eso deja de ser exitoso. Así como ocurre con las “comic movies” (adaptaciones de historietas), el sub-género de “Found Footage” (archivo encontrado) comenzado con “El proyecto Blairwitch” (1999), que también tiene su código. Su propio ADN.

Por empezar, instala su supuesta verosimilitud a partir de proponerle al espectador que alguien, de alguna manera o en circunstancias arbitrarias del guión, se encuentra material grabado o filmado dándole un marco de hecho verídico. ¿Los elementos? Cámaras en mano “amateur”; registros de sistemas de seguridad o de celulares; ausencia de diálogos escritos, o mayormente improvisados; una dirección de actores que apunta a lo “orgánico”, o mejor dicho a la NO-actuación, para que parezca real; compaginación vertiginosa, casi espástica; una textura visual que imita al video-cassete y pocas veces deja ver bien lo que sucede. El problema principal es la ruptura del verosímil cuando todo parte de una cámara en mano, pero que en la edición vemos tomas de ángulos y posiciones que no corresponden con esa única propuesta. Es una trampa visual.

Fuera de esto, los argumentos no son muy distintos de lo que ya hemos visto.

“V/H/S”, “Las crónicas del miedo”, tiene una historia que sirve como hilo conductor de las otras cinco. Un grupo de vándalos tiene que entrar en una casa a buscar un video. Encuentran algunos en un sótano y otros en una habitación en el piso de arriba en la cual vemos un cadáver en un sillón que murió con la tele puesta. Así, como el video a secuestrar no tiene rótulo hay que chequearlos a todos. Todos no son todos. Son 5 que van y vuelven al hilo conductor mencionado.

Dos de estos cuentos tienen vida propia, algo que los distingue en su búsqueda de lo real. Uno es el de un grupo de amigos buscando chicas una noche. Consiguen dos y las llevan a un motel. Una de ellas dice todo el tiempo “me gustas”, ya se enterará por qué. El otro se da con una comunicación a distancia vía web cam entre novio y novia.

Más allá de estos dos en particular, la película está extrañamente mal editada, haciendo “flashbacks” con historias cuyo final ya ha sido contado, como el del bosque con dos parejas y un villano fuera de foco y tapado por ruido de imagen. El resto es una caterva de errores conceptuales, mucha sangre y tripas (hay una escena en la cual a una joven tetona le vemos la ristra de chinchulines junto al resto del aparato digestivo).

Jamás voy a negar lo que me sucede como espectador al ver una película. Por momentos es revulsiva y hasta sentí náuseas por la calidad del gore. Si este es el objetivo, quizás los que gustan del género, pero no han visto tanto, tengan mucho miedo por el manejo de este tipo de climas. Casi tanto como yo de una secuela.