Las crónicas del miedo

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Se trata de un nuevo tipo de terror contado desde la perspectiva de varios cineastas de género.

El subgénero de películas de terror conocidas como "found footage", concebidas con "cámara en mano" y bajo presupuesto dieron buenos resultados en las boleterías de todo el mundo, desde El proyecto Blair Witch y la más actual saga de Actividad paranormal, por nombrar sólo algunos ejemplos que invadieron las salas en los últimos años.

En Las crónicas del miedo (V/H/S) seis relatos cortos integran el largometraje dirigido por varios cineastas. Desde el comienzo uno tiene la sensación de haber visto esto antes, pero se presta al juego de esta nueva incursión en el género.

El denominador común que impulsa estas historias es la acumulación de personajes extremadamente tontos o insoportables, comportándose como tales, hasta que les llega el turno de enfrentar lo desconocido o monstruoso.

Al cansancio que producen en el espectador los diálogos y el vértigo de la cámara en mano, presentes en todos los cortos, se suman detalles macabros y tripas que no ayudan en nada para crear la atmósfera que requiere este tipo de relatos. Y las historias se van hilvanando a partir de la llegada de unos muchachos a una casona en la que encuentran un cadáver, televisores encendidos y viejas cintas VHS, que dan pie a cada uno de los cuentos que desfilan por la pantalla.

De este modo se van articulando Amateur night, de David Bruckner, sobre una "fiesta" en una habitación de hotel que termina en un charco de sangre y colmillos; Second Honeymoon, de West Ti, quizas el más flojo de todos; Tuesday The 17th, de Glenn McQuaid, sobre un asesino que siembra el terror en el bosque, con algunos momentos interesantes desde lo visual que rápidamente se ven opacados por la resolución; The Sick thing that happened to Emily when she was younger, de Joe Swanberg, sobre una cámara de internet que registra presencias paranormales y el colectivo Radio Silence, sobre una casa embrujada donde un extraño rito se lleva a cabo en el altillo.

Miradas diferentes plasmadas con estilo similares y donde la progresión que necesita cada historia es interrumpida por la que sigue. Según la promoción, cada extraño video es más inexplicable que el anterior. Son cinco (o seis si se cuenta uno que funciona como columna vertebral) relatos en uno pero el mayor problema de este extenso film de casi dos horas es que cansa, no sorprende y comete el peor de los pecados: no se puede adelantar.