Las crónicas del miedo

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

MÍRENME, SOY UN ENGENDRO

Al doctor Frankenstein le salió más o menos bien: junto unos cuantos trozos de cadáveres y se armó un monstruo… que se reveló y le hizo la vida imposible, pero ese es otro tema. El monstruo caminaba, hablaba y hasta quería una novia. En fin, funcionaba. No pasa lo mismo con LAS CRÓNICAS DEL MIEDO (VHS, 2012), un film que es un rejunte de cortos de terror, todos pertenecientes al subgénero de “cámara en mano” o “filmación encontrada”, en el que los pedazos no logran darle forma a algo sólido sino, por el contrario, a un engendro mediocre. Las piezas no están bien pegadas o cosidas: no hay sentido de unión, de cohesión. La película es más bien un amasijo, una especie de zapping de horrores sangrientos: pasamos de una historia a otra sin una justificación verdaderamente válida. Además de eso, las historias no logran sorprender ni asustar, a pesar de algunos breves fogonazos de buen cine de terror.
Hay una historia principal que reúne a esta antología de cortos: unos amigos bobinas, mezcla de vándalos, mercenarios y voyeurs, son contratados para recuperar una misteriosa cinta de video de una casa. Al llegar allí, y mientras lo filman todo, encuentran un cadáver y una gran colección de grabaciones en VHS. Para encontrar lo que buscan, tendrán que colocar los casettes en la video y apretar play. Entonces, se convertirán en los espectadores de una serie de historias con vampiros, asesinos y otras criaturas sobrenaturales.
Como diría el Doc Frankenstein, vayamos por partes: el primer segmento, AMATEUR NIGHT, relata la historia de un grupo de amigos que quieren filmar una porno con una cámara oculta en unos anteojos. Este es quizás el mejor modo de justificar el formato de “cámara en mano” (o “cámara en ojo”, para ser más exactos), pero la historia no explota recién hasta el final. Después viene SECOND HONEYMOON, que se centra en la relación de una pareja mientras viajan: es el corto que mejor genera climas e incluye una escena violentísima e inesperada, pero deja con ganas de ver más y contiene algunas lagunas en su argumento. El siguiente corto es TUESDAY THE 17TH, el –sin dudas– peor actuado de todos y con uno de los guiones más flojos, pero que utiliza un interesante recurso que juega con el aspecto del villano y el formato VHS: en este vemos a un grupo de amigos siendo acechados por un asesino en un bosque.
Luego sigue THE SICK THING THAT HAPPENED TO EMILY WHEN SHE WAS YOUNGER. Para empezar, este está filmado como si fuera una grabación de un video-chat, lo que estúpidamente manda a la mierda todo la onda VHS que la película venía respetando hasta aquí. La historia es intrigante, pero la resolución termina siendo bastante pedorra y las actuaciones no son de lo mejor. Finalmente, tenemos 10/31/98, en el que otro grupo de amigos se pierden yendo a una fiesta de Halloween y terminan en una casa diabólica: el guión es simple pero efectivo, la puesta en escena (notoriamente amateur) deja bastante que desear y los efectos zafan, pero se echa en falta más terror. En fin, LAS CRÓNICAS DEL MIEDO resulta ser una experiencia interesante pero fallida, que al menos tiene el mérito de usar la idea de la antología para tratar de renovar el tan gastado formato de la “cámara en mano”. Lástima que no pase de un experimento.