Las chicas de la banda

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

La cinematografía belga no es muy reconocida en nuestras tierras, principalmente por la escasez de títulos que nos llegan de ella, y también porque comúnmente se las confunde como películas de países con más “trayectoria” como Francia o Alemania. Podría creerse que es debido a una falta de registro, de estilo propio; sin embargo, caeríamos en un error, el cine de Bélgica suele tener una característica predominante, contar historias simples, amables, casi cotidianas; hecho que se repite en Las Chicas de la banda, producción que llega a nuestro país tardía (data del año 2009) y sorpresivamente.
La protagonista es Claire (Marilou Mermans), una septuagenaria que acaba de enviudar. Esta mujer tiene un hijo, Sid (Jan Van Looveren) del que hace mucho tiempo se encuentra distanciada; pero las nuevas circunstancias servirán para el reencuentro. Como estamos frente a una comedia, no pasará mucho tiempo antes de que Claire recuerde sus viejos mejores tiempos con un trío musical de lo más simpático. Para tratar de recomponer su relación y cumplir un viejo sueño del pasado, Claire le propondrá a su hijo reconstruir aquella banda bajo su dirección y producción musical; sólo hay un pequeño detalle, Sid es aficionado al Hip Hop electrónico. Por supuesto, en una primera instancia el hombre (que ya está grandecito) se rehusará a la proeza, pero cuando escuché hablar de dinero será el bolsillo el que hable por él, aunque impondrá una sólo condición, el trío se adaptará a su ritmo musical...
Eso es la película, un trío de ancianas que se rehúsan a aceptar que el tiempo ya les pasó, que vuelven a las andadas, y cambian los tonos de Jacques Brel (el de la hermosa Ne me quitte pas, también actor y director cinematográfico) por el del estruendoso Hip Hop (con un cover de Pump on the jam de Technotronics incluido); y un hombre que debe aceptar que las viejitas aún pueden darle algunas lecciones.
El film de Geoffrey Enthoven (con una importante trayectoria en cine y TV de su país, pero aquí casi desconocido) gana en simpatía y ternura¸ el tono de comedia dramática le sienta muy bien; y es cuando encuentra un balance entre esos dos elementos, la comedia y el drama, cuando mejor uno se la pasa.
Entonces, el problema está cuando se acerca a alguno de los bordes; por un lado la película hace una reivindicación de la vejez y que todavía esos pueden ser los mejores años de vida; y sin embargo, en los tonos gruesos de comedia, se ríe de las viejitas haciendo el ridículo cuando rapean, y hasta termina en un cierto dejo de “los ancianos que se creen jóvenes son grotescos”. Sucede lo mismo con algunos semi golpes bajos esperables, pero aún así innecesarios; la búsqueda del drama se inclina al llanto gratuito. Estas dos cuestiones lo transforman, en definitiva, en un film algo sentencioso , extrañamente conservador.
Marilou Mermans (con un cierto parecido a Blythe Danner) compone una Claire adorable, lo mismo que todo el elenco mayorcito. Las cualidades actorales de Von Looveren no son muy apreciables, su personaje, Sid, es algo patético e irritante.
Por lo demás es un film técnicamente correcto, modesto en sus intenciones y logros, con una importante banda sonora (en definitiva podría decirse que es un film musical) que oscila entre los dos géneros y hasta se da el lujo de algunas canciones propias (los hip hops del trío).
Las chicas de la banda se define como un film dirigido a un público acorde al de las tres mujeres, el mensaje está directamente dirigido a ellos; y si no tienen grandes pretensiones pasarán un momento muy agradable... lástima que en un punto se ría de ellos.