Las chicas de la banda

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

La juventud interior

Claire no imaginó que la fatalidad se presentaría ante ella de la manera en que lo hizo. Como si la hubiera invocado al conversar con su marido sobre la manera en la que un amigo había fallecido de repente, de forma inesperada. Y así, igual de repentino, fue el infarto que sufrió su esposo mientras manejaba el vehículo en el que ambos viajaban.
Viuda y preocupada al ver como uno de sus hijos, ya cuarentón, va sin rumbo por la vida, Claire decide ignorar la imagen que le devuelve el espejo y dar rienda suelta a la joven que lleva adentro. Así se reúne con dos viejas amigas, septuagenarias también, con las que en su juventud formaba "The Sisters of Love", trío dedicado a cantar melodías románticas, y que dejó de lado al ser madre. Reflotar al grupo es la excusa también para darle a su hijo Sid la oportunidad de demostrar qué tan bueno es haciendo música. Claro que hay quien se opone a la aventura, el otro hijo, más conservador, padre de familia y eterno crítico del estilo de vida de su hermano.
Con buenas pinceladas de humor negro y tono tragicómico, transcurre apaciblemente este relato que tiene en Marilou Mermans a una notable intérprete, de gestos sutiles y capaz de transmitir el entusiasmo de quien comprende que el presente es lo que cuenta. El mérito del director belga Geoffrey Enthoven es el de no cargar las tintas sobre el perfil "inspirador" que suelen tener este tipo de historias, y en cambio solo narra el cuento, con naturalidad y buen timing, confiando en la labor de sus actores y la solidez de un guión que, hay que decirlo, no derrocha originalidad pero tampoco cae en obviedades insultantes.