Las brujas

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Por el aire y a lo loco

"Las brujas" es como un ejercicio previo a una de las buenas películas de Alex de la Iglesia, con el humor negrísimo que practica el director y que encontró su madurez en "Balada triste de trompeta". El último filme del director español luce como si el dúo creativo que De la Iglesia forma con el guionista Jorge Guerricaechevarría, que tuvo un prolífico desempeño desde el principio en "Mirindas asesinas", se divirtiera mucho.

Eso queda claro en esta tormenta de ideas que es "Las brujas". Allí hay de todo: en los créditos iniciales aparecen desde grabados de Gustave Doré que evocan la brujería, pasando por fotos de divas intrigantes como Marlene Dietrich y Greta Garbo, hasta la primera ministra alemana Angela Merkel, como si se tratase de una larga dinastía brujesca que atraviesa los siglos. Luego se cuenta la historia de dos desocupados que buscan mejorar su vida.

Para eso roban una joyería disfrazados de estatuas vivientes, serán perseguidos por la ex mujer de uno de ellos, para terminar en Zugarramurdi, escenario de procesos de la Inquisición en la Edad Media, donde caerán en poder de brujas antropofágicas. En las primera mitad se impone el puro estilo desaforado de De la Iglesia: discursos apocalípticos conviven con asesinos disfrazados de Bob Esponja y un Cristo con ametralladora. Al promediar el filme, cuando se enfrentan con las brujas, el tono cambia y se impregna de suspenso y gore en desmedro del humor y a favor de una arenga feminista apocalíptica.