Lady Di

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Producido por la señal HBO y recurriendo a profuso material de archivo indaga en la vida y eventos trágicos que conforma la existencia de Diana Spencer, «The Princess» ofrece como resultado una crónica de hechos que nos sitúa en coordenadas sociales y políticas muy precisas. Podríamos preguntarnos, ¿qué nos puede aportar de nuevo a todo lo previamente dicho escrito y filmado acerca de semejante figura? Un objeto de estudio inagotable, de cuyo interés apreciáramos la enésima aproximación de ficción en la reciente “Spencer” (2021), de Pablo Larraín. Aquí, sin recurrir a voces en off, el documentalista Ed Perkins sabe que tiene en sus manos el poder de comunicar una historia que definen nuestra era. Su prematura muerte marcó la vida política del Reino Unido. Entre múltiples fuentes incorporadas mediante un sorprendente acercamiento, se incluye la famosa entrevista brindada por Diana a la BBC, en donde reconoce su bulimia y acusa de adulterio al Príncipe Carlos. Tristemente, a partir de allí se despliega ante nuestros ojos una consecución de situaciones que se asemejan a una saga shakesperiana. Su trágica muerte, ocurrida un domingo de agosto de 1997 fue captada por los medios masivos, enlutando al mundo entero. La de Diana es una fábula trágica, hecha de ironías: su funeral fue visto por más personajes que su mismísima boda. Perkins, sin morbo alguno, persigue el fin documental de llevar un mejor entendimiento a lo que pudo haber contribuido a semejante desenlace. No busca el autor necesariamente meterse dentro de la cabeza de la princesa y entender su psicología. La pregunta que le interesa contestar, en cambio, conseguirá interpelar nuestra empatía. Innegable resulta el efecto del encantamiento colectivo que despertara la figura de Diana. Un singular aura emanaba de este disidente miembro de la realeza que obsesionó a los más conservadores ejes del Imperio, rumbo a un punto de inflexión que convergería en el fatídico accidente ocurrido en el túnel Pont de l’Alma de París. Acaso, ni ella misma fue inmune a tal efecto. Una combinación de belleza y vulnerabilidad se confunden en un perfil carismático y agradable. Cotejamos el fervor casi religioso que despertaba admiración y compasión, en símiles proporciones. Lo ocurrido a su muerte, no es menor curiosidad mencionar, anticipa una era en donde la privacidad de personajes públicos y poderosos era violentada ante la falta de escrúpulos de la prensa paparazzi.