Lady Bird

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Una adolescente en su mejor versión

El film, uno de los favoritos para los Oscar, trata sobre el crecimiento de una joven adolescente. La historia está narrada con una capacidad descriptiva abrumadora y se trata de una película de carácter y espíritu.

¿Cuál es la mejor versión de uno? ¿La que esperan otros, la sociedad, la familia? O, al contrario, la que no tiene nada que ver con la visión externa, la que es más auténtica? Sobre eso hablan Christine (Saoirse Ronan) y su madre Marion (Laurie Metcalf), mientras la hija se prueba un vestido para su fiesta de graduación, en “Lady Bird”.

En un esfuerzo por entenderse mutuamente, la relación de la madre y la hija es tirante, así como la de Christine con el amor y la amistad. Típico de la adolescencia quizás, pero narrada con una capacidad descriptiva abrumadora por parte de la directora Greta Gerwig. Christine, adolescente harta de su vida rudimentaria en Sacramento, decidió cambiarse el nombre a Lady Bird.

La referencia al vuelo (“bird” en inglés significa pájaro) es un tanto obvia pero, conociendo un poco a la protagonista, la elección es más que lógica. En la primera escena vemos a la madre discutir con su hija, mientras viajan en un auto, sobre a qué universidad irá, porque “Lady Bird” quiere ir “donde está la cultura” y la madre le dice que debe ser más realista.

Tras un intercambio de palabras, la joven abre la puerta del vehículo y se tira. Quiere escapar del estrés, quiere hacer su vida sin que opinen sobre su futuro, y toma decisiones drásticas todo el tiempo.

El filme es parte de uno de los subgéneros del cine independiente que está “de moda”, del llamado “coming of age”, en el que uno o más protagonistas tienen un crecimiento dentro del periodo en el que se cuenta la historia.

En el camino, nos encontramos con ricos personajes que son parte de la vida de Lady Bird, como su padre, el más conciliador de todos; su madre, con la que mantiene un vínculo amor/odio constante; y su hermano, casi un extra. También están aquellos más efímeros: un primer novio sensible y otro frívolo, una amiga con la que puede ser tal cual es y otra con la que tiene que aparentar.

En medio de esas contradicciones entre el ser y parecer, va forjándose la personalidad de la pelirroja. Nominada en los Oscar de este domingo como Mejor película, Mejor dirección, Mejor guión original, Mejor actriz (Ronan) y Mejor actriz de reparto (Metcalf), el largometraje de Gerwig tiene varios fuertes para hacerles frente a las otras titánicas producciones desde su génesis indie. Pero más allá de los premios, estamos ante una película de carácter y espíritu, de esas que siempre faltan en la industria.