Lady Bird

Crítica de Emilio Guazzaroni - EL LADO G

La directora se encarga de tocar muchos temas cotidianos en tan solo 93 minutos, con el fin de que cada espectador empatice constantemente con el film. Las actuaciones se destacan sin lugar a dudas, con un elenco para aplaudir.

Lady Bird es la primera película escrita y dirigida por la actriz Greta Gerwig. Se enfoca en la vida de Christine “Lady Bird” (Saoirse Ronan), una adolescente de diecisiete años que vive en Sacramento, California. Es una comedia dramática en la que los problemas son los cotidianos para una familia de clase media.

La protagonista es una típica persona viviendo en un suburbio que quiere escapar, vivir experiencias nuevas y disfrutar de la vida. Desde tomar alcohol, hasta enamorarse y tener sexo; cualquier cosa en la que piensa normalmente alguien de esa edad. La adolescencia son tiempos dolorosos de cambios, y esta vez no es la excepción. Christine sufre por amor, por intentar sacar buenas notas para lograr una beca en Nueva York, por amigas y por la situación económica que atraviesa su familia.

Aunque todo esto suceda, ella parece ser una chica fuerte, con una personalidad avasallante como su madre (Laurie Metcalf). Una de las escenas más hermosas es en su escuela católica, cuando se plantea una charla en contra del aborto y ella sin pelos en la lengua dice lo que piensa.

La forma en la que se retrata Sacramento es bellísima, la fotografía es muy buena. Como el guión, a pesar de no ser una historia “nueva” la forma de contarla si lo es y también la protagonista, lo que le da un toque esencial.

Las actuaciones se destacan sin lugar a dudas, con un elenco para aplaudir. Saoirse Ronan hace un trabajo brillante interpretando a Christine. Laurie Metcalf está genial -como siempre- reencarnando a Marion (la madre). Merecedoras de ovaciones son las participaciones de Lucas Hedges (Manchester by the sea) como Danny O’Neill y Timothée Chalamet (Call Me By Your Name) como Kyle Scheible.

La directora se encarga de tocar muchos temas cotidianos en tan solo 93 minutos, con el fin de que cada espectador empatice constantemente con el film. Y de esta forma bajar línea en aspectos feministas que contribuyen a una sociedad en estado de cambio.

Hacía 59 ediciones de los Oscars que no nominaban a una película dirigida por una mujer y Greta Gerwig rompió el molde. A pesar de que las campañas Me Too y Time’s Up ayudan a la difusión y el entendimiento del movimiento femenino, esta nominación es más que merecida, no sólo por la época sino por la historia que decide contar. Además de estar nominada a Mejor película, va a competir en Mejor Dirección (Greta Gerwig), Mejor Actriz (Saoirse Ronan), Mejor Actriz de Reparto (Laurie Metcalf) y Mejor Guión Original (Greta Gerwig).