La viuda

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

El director Neil Jordan, recordado por Entrevista con el vampiro, En compañía de lobos y El juego de las lágrimas, quizás sus mejores realizaciones, arremete con un thriller psicológico del estilo de películas de los años noventa, y alimenta el juego del gato y el ratón que genera tensión hasta el último momento.

La soledad y la locura van de la mano en esta propuesta que cuenta con dos buenas actrices que sostienen el suspenso. Frances McCullen -Chloe Grace Moretz, la actriz de Déjame entrary Carrie- es una camarera que vive con una amiga en Nueva York y encuentra una cartera en el subte. 

Frances decide devolverla a su dueña, Greta Hideg -Isabelle Huppert-, una dama viuda que asegura ser francesa, vive sola en su casona y toca el piano. Este encuentro marca el inicio de una camino en el que todo parece armonioso y en el que ellas se complementan: Frances busca claramente una figura materna y Greta extraña a su hija que vive en Francia. Una relación peligrosa y sin retorno...

La viuda -Greta, en el original- es una combinación entre Atracción fatal, La mano que mece la cuna y Mujer soltera busca, con un desarrollo clásico que crea las atmósferas adecuadas, remarcadas por el uso de la música, y con una villana de lujo que se presta al juego con comodidad. 

Acá lo cotidiano se transforma en un terreno resbaladizo cuando tanto la joven protagonista como su entorno corren peligro. La película funciona, a excepción de una serie de situaciones que introducen el relato en vericuetos oníricos y fantásticos, y donde la tecnología del celular está al servicio del suspenso. 

Los personajes secundarios -la amiga, el padre, y el policía interpretado por el actor fetiche de Jordan, Stephen Rea- empiezan a sospechar que algo extraño está sucediendo. Entre el encierro, el pasado tortuoso y un presente dominado por la obsesión, el filme se guarda una vuelta de tuerca final -hay que recordar Halcones de la noche, con Stallone- para desconcertar al espectador. La trama expone la soledad y el infierno personal dentro de la gran urbe y lo hace con bienvenidos recursos clásicos.