La vitalidad de los afectos

Crítica de Florencia Dopazo - EscribiendoCine

Camino a la fama

El personaje principal de La vitalidad de los afectos (De helaasheid der dingen, 2009), Gunther, es mostrado en su juventud y adultez, etapas que comparten similitud en las distintas luchas que enfrenta. En sus primeros años de vida, tiene el desafío de crecer y estudiar en la casa que comparte con su padre y sus tres tíos y cuando es mayor, resiste las múltiples dificultades al intentar alcanzar el sueño de ser un escritor reconocido.

En un rancho ubicado en Reetveerdegem, Gunther convive con su padre Celle (Koen De Graeve) y sus tres tíos, a los que distintos obstáculos en sus respectivas vidas los obligaron a volver a vivir en el hogar de su madre. El adolescente de 13 años no puede llevar adelante la vida normal de un niño de su edad, ya que para aquellos hombres, los días se suceden entre jarras de cervezas y la conquista de mujeres. Pero las eternas noches en las que se dedicaban a emborracharse en el bar, son interrumpidas por la llegada de una asistente social que se encargará de chequear que aquel sitio sea digno para que crezca Gunther.

El director Félix van Groeningen, que basó la película en el libro de Dimitri Verhulst del mismo nombre, muestra dos escenarios totalmente distintos y bien diferenciados para marcar el paso del tiempo que separan al joven protagonista, que encarna el actor Kenneth Vanbaeden, y al mismo personaje cuando es mayor, interpretado por Valentijn Dhaenens. Mientras menor es la cantidad de años que tiene Gunther, y más atrás se remonta la historia en el tiempo, los escenarios resultan más atractivos y reflejan una era más antigua, lo que es acompañado por el vestuario de los personajes, y hasta por la música (cuando se escuchan por ejemplo los éxitos de Roy Orbison). En la etapa posterior, el espectador puede percibir la indecisión que atraviesa el joven.

Los cuatro Strobbe se caracterizan por ser ridículos e insolentes, sin embargo provocan en el espectador una extraña simpatía. Sin duda el más gracioso es el hermano menor, Lowie (Wouter Hendrickx), que comparte el dormitorio con el adolescente, motivo por el cual este último se vuelve testigo involuntario de las escenas que su tío interpreta cada noche con su amante de turno.

Una combinación perfecta entre algunas situaciones hacen reír, como la carrera de desnudos en bicicleta en la que todos los hermanos participan, y otras que estremecen, cuando Gunther es golpeado por su padre, dan como resultado un producto que despierta en la audiencia todo tipo de emociones, al presenciar el recorrido junto al personaje que anhela convertirse en escritor.