La vida de Anna

Crítica de Mónica Gervasoni - Cinéfilo Serial

“La Vida de Anna” es un drama contundente individual, que deja ver también el drama social de un país. Este largometraje de la guionista, realizadora y encargada, además, de la fotografía, la georgiana Nino Basilia, logra una empatía con el público femenino, a través de su guión y su protagonista, quien lleva todo el peso de la historia en sus hombros.

El film muestra la vida de una madre joven, pobre, divorciada. Su mundo esta compuesto por su abuela, que se está demenciando y está a su cargo; una amiga del alma, un hijo autista y el padre de su hijo, quien está absolutamente desentendido de él y ha formado otra familia. Es una mujer valiente que a pesar de tener dos trabajos no llega al bienestar propio ni el de su hijo, pero que de todas maneras se niega a tirar la toalla.

El guión de Nino Basilia, contado a través de escenas largas y planos detenidos, hace especial hincapié en los momentos previos a la toma de decisiones (tanto las buenas como las malas) de esta mujer y a las gigantescas contradicciones a las que se enfrenta antes de tomarlas.

La cinta se apoya en una lograda fotografía, que acentúa el clima de desesperación tanto de la protagonista como el que viven también los personajes secundarios. Pero también incorpora algunos momentos de humor para alivianar la pesada carga de impotencia que impera en la película.

La actriz que interpreta a Anna se pone al hombro este drama y ejecuta con soltura esa historia no tiene golpes bajo. Entre las secuencias de exterior y mediante planos fijos alargados en el tiempo en las escenas interiores, Basillia logra componer un retrato desesperante en el que sin embargo la dignidad de Anna sale airosa.

El film propone una potente denuncia social y política, donde se pone al desnudo la hipocresía de los empleados que otorgan un subsidio estatal o los que están frente al mostrador donde se recibe la documentación para una visa a EEUU. Con frases de empleados que le dicen a Anna, “acaso ud. no sabe que sin dinero no se puede hacer nada”.

Definitivamente “La Vida de Anna” no es una película comercial, es un un largometraje de ficción con un contenido real, en el cual el drama social, el naturalismo, los sentimientos humanos y la percepción de las situaciones muestran su verdadera cara.

El film, con sus locaciones interiores y exteriores, muestra que la vida diaria de una mujer sola es dura. Y cualquier mujer puede entender perfectamente lo que siente el personaje. Todos los sucesos de la historia se vinculan con el dinero, pero la protagonista no se vende por él. Con todos los recursos cinematográficos al servicio del guión, la película muestra ese paso cuando se toman decisiones extremas que comprometen la propia vida y la de los seres queridos. De un realismo crudo, la cinta amerita ser vista porque muestra un humanismo cotidiano y la constatación implacable de cuán cruel puede ser la indiferencia puesta en la atención de los empleados públicos. Dedicado a las mujeres que tratan de mover montañas en contextos socioeconómicos en los que el dinero levanta barreras infranqueables hasta para las mejores intenciones. Igualmente es exagerado el suspenso sostenido lo que la hace una película lenta.