La vida anterior

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Enfoque tibio del deseo

El deseo puesto en el foco indebido fue tema de infinidades de textos literarios, películas y telenovelas. Y este no es el caso en el que esta temática se manifiesta precisamente de la mejor manera. “La vida anterior”, por intentar ser novedosa en su propuesta termina cayendo en un terreno pretencioso y queda muy lejos de lograr su objetivo. El filme narra el derrotero de tres artistas: la pareja de la cantante de ópera Ana (Elena Roger) y el poeta y pintor Federico (Sergio Surraco), en cuyas vidas aparece Ursula (Esmeralda Mitre), una cantante lírica de una personalidad tan misteriosa como atractiva. Ana y Federico caerán bajo las redes seductoras de Ursula, casi sin darse cuenta. Ana, influida por el magnetismo y la admiración que le provoca su voz. Federico, por un combo de cuestiones, en los que se incluye la belleza y la falta de contención que exige la tercera en discordia. La película promete algo que no cumple. Es que en el comienzo, la poesía de Federico y las letras de las óperas parecen llevar un hilo narrativo que concuerda con la problemática del filme. Pero de a poco todo se va desdibujando y la película se desmorona. Hay cuestiones técnicas que aparecen en el sonido, que a esta altura deberían estar resueltas, y diálogos que son tan lejanos a la realidad que asombran. A menos que alguien recuerde algún caso en el que una persona le diga a su pareja de años la frase “estoy exhausto”. Y esto es sólo un ejemplo. Para destacar, sin embargo, el rol dramático y creíble (ella sí) de Elena Roger, que conmueve en cada interpretación vocal tanto como en su expresividad gestual. Quizá Ariel Broitman intentó darle un vuelo artístico a su película a través del mix poesía-música y pintura, pero lo suyo distó de conmover al espectador y redundó en pasajes soporíferos.