La verdad sobre La Dolce Vita

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

La figura del productor cinematográfico ha sido clave en innumerables películas de la mano de David O. Selznick, Dino de Laurentiis, Carlo Ponti y Giuseppe “Peppino” Amato, Kathleen Kennedy y los hermanos Weinstein, entre otros, que llevaron al éxito las carreras de reconocidos directores como Hitchcock, Fellini, Antonioni, De Sica, Spielberg, Tarantino, por nombrar solo algunos. También son conocidas las relaciones, mayormente, polémicas entre directores y productores al combinar sus egos, las finanzas o sus diferencias formales a la hora del rodaje. Si bien el rol y la figura del productor fueron modificándose a lo largo de la historia del cine, es justo rescatar del olvido el trabajo de quienes dedicaron su vida al séptimo arte ayudando al crecimiento de su industria local, y que han quedado a la sombra del director o de la película que llevaron al éxito.

Entre esos olvidos figura el caso del actor, director y productor napolitano Giuseppe Amato (1899-1964) quien trabajó con los grandes directores del cine italiano en películas emblemáticas del neorrealismo como Umberto D., Ladrón de bicicletas, ambas de su gran amigo Vittorio de Sica; Francisco, juglar de Dios, de Rosellini; Roma, ciudad abierta, donde elige a la actriz Anna Magnani; y La Dolce Vita, de Fellini, con quien ansiaba trabajar.

El estreno de La verdad sobre La Dolce Vita, dirigida por su nieto, el productor Giuseppe Pedersoli e hijo del mítico actor Bud Spencer, es una docuficción realizada a partir de cartas, documentos y contratos de producción conservados por su madre -y nunca antes revelados-, sobre las negociaciones y conflictos detrás de la película más famosa y complicada de la historia del cine italiano.

Situada en Roma el 20 de octubre de 1959, la primera escena reconstruye la personalidad y el trabajo de Giuseppe Amato (interpretado por Luigi Petrucci), quien se encuentra en una pequeña sala de proyección mirando el corte preliminar de la película que dura más de cuatro horas. Fellini no quiere cortarla y Angelo Rizzoli, su amigo, financista y distribuidor, no quiere estrenarla de esa manera. Las complicaciones y sus diferencias comienzan a vislumbrarse desde el primer momento en que comienza la resistencia a los cambios, los caprichos y los aumentos en el presupuesto de una película ambiciosa que, si bien para Amato fue un proyecto al que amó hacer, también le costó la vida, tres años después de su estreno.

Originalmente, el guión de La Dolce Vita lo tenía el afamado productor Dino de Laurentis quien quería a Paul Newman como actor protagónico, ante la negativa de Fellini, que prefería a Mastroniani. Es entonces cuando Amato toma la decisión de proponerle a de Laurentis el hacerse cargo de la producción de la película a cambio de otorgarle el guion de La Gran Guerra, de Mario Monicelli. De Laurentis acepta y a partir de allí, tanto el sueño como el desvelo de Amato se vuelven realidad.

La relación entre ficción y documental se combina a través de la recreación de época, junto a imágenes de archivo, escenas de películas, entrevistas a Marcelo Mastroniani, Federico Fellini, Viitorio De Sica, Bernardo Bertolucci, como del testimonio de Luigi Petrucci, Mario Sesti, Sandra Milo, su hija Maria Amato, y varios críticos de cine, entre otros.

A medida que se descubre el detrás de escena de una película que convive dentro de otra, se desdibuja cierta imagen idealizada en torno a la figura de Fellini, al tiempo que se rescata la de su productor. La conflictiva y ególatra personalidad del director italiano quedó plasmada en la documentación que se lee de forma recreada, dando cuenta de los reiterados incumplimientos del contrato ante la desmesura del proyecto. También en las declaraciones de Amato: “La Dolce Vita fue para mí un verdadero infierno”.

Orientada hacia un espectador cinéfilo y admirador de la obra de Fellini, La verdad sobre La Dolce Vita, es un homenaje de Pedersoli a su abuelo y a una forma distinta de concebir el arte. Las imágenes dan luz a la trayectoria de un hombre de cine como fue Peppino Amato y a ciertas curiosidades detrás del éxito de una película extraordinaria que cumplió sesenta años de su estreno. Ganadora de la Palma de Oro en Cannes en 1960, La Dolce Vita le otorgó a Fellini un mayor reconocimiento internacional, que invisibilizó el trabajo, el esfuerzo y la visión de un productor que descubrió el potencial de una obra en la que creyó y lo dió todo, sin mucho más a cambio.

LA VERDAD SOBRE LA DOLCE VITA
La verità su La dolce vita aka. Italia, 2020. Dirección: Giuseppe Pedersoli. Guion: Giuseppe Pedersoli, Giorgio Serafini. Edición: Giuseppe Pedersoli. Fotografía: Giovanni Brescini, Maurizio Calvesi. Música: Marco Marrone. Música original: Marco Marrone Producción: Gaia Gorrini Duración: 83 minutos.