La verdad a cualquier precio

Crítica de Felipe Vicente - EscribiendoCine

El cine Cosmos (UBA) exhibe La verdad a cualquier precio (Route Irish, 2010), película que nunca había sido estrenada en Argentina. Una oportunidad única para conocer en un mismo film, los dos pilares del cine de Ken Loach: La pérdida de un ser y la lucha contra las instituciones. 

Dos amigos. La guerra. Una muerte. La angustia por perder a un ser querido que se transforma en escenario político donde se librará la batalla contra el leviatán. Ese monstruo doctrinario y del estado absoluto descripto por Thomas Hobbes, muta en la corporación del ejército en este film del director británico.

La historia esta vez nos traslada a la guerra de Irak, en la zona de Route Irish, lugar donde muere el soldado ingles Frankie (John Bishop), durante una misión, en condiciones muy dudosas. Fergus (Mark Womack), su “hermano de corazón”, será el encargado de buscar hasta el hartazgo las razones de su fallecimiento. El detonante es un celular que llegará a sus manos. En él hay una filmación que bien podría ser exacto reflejo del escandaloso video filtrado por Wikileaks alla por 2007, donde se muestra cómo un helicóptero de las fuerzas americanas derriba a civiles en Bagdad.

El personaje de Bishop, es de esos protagonistas al que nos tiene acostumbrados Ken Loach durante toda su filmografía. El hecho que corrompe una vida, el breve duelo. Y después la lucha. Siempre la lucha. Los casos de Bob en Como caídos del cielo (Raining Stones, 1993), Steve en Riff Raff (Riff Raff) o el de su última realización, Daniel Blake, son emblemáticos. Cada uno desposeído de su dignidad a manos del estado, que quita y burocratiza el bienestar de las personas.

Lo más llamativo, que logró con la experiencia, es que el realizador nacido en Nunenton, tiene la habilidad de hacer política sin hablar de la misma explícitamente en sus películas. Sin sesgos partidarios ni tendencias específicas, el director logra hacer de su cinematografía, un bastión en defensa de la condición humana y los derechos que tienen las personas por el solo hecho de haber nacido en el mundo.

Si bien esta producción es menor dentro de su filmografía, se agradece que se estrenen materiales de este tipo, aunque el film haya tenido estreno mundial en el 2010. Las temáticas de Loach son siempre actuales, no pasan de moda. Podríamos proyectarla dentro de diez años más, y no perdería vigencia. Algo que habla muy bien del curtido director, y muy mal de los sistemas democráticos.