La última canción

Crítica de María Eugenia D'Alessio - A Sala Llena

Sin peluca rubia y dejando de lado a su famoso personaje de Hanna Montana, Miley Cyrus interpreta a Ronnie, una rebeldísima adolescente enojada con su padre, Steve, por haberse ido de la casa luego de separarse de la madre de la joven. Son las vacaciones de verano y tanto Ronnie como su hermano menor deberán pasar tiempo con este padre. Steve (Greg Kinnear), preocupado por recuperar los lazos que lo unían con su hija, hace todo lo que está a su alcance para ganársela; incluso llega a componer para ella una canción en el piano. En el ínterin, Ronnie se enamora de Will (el australiano Liam Hemsworth). El es un joven rico que está perdidamente enamorado de ella desde el primer momento, y hace lo posible por acercarse a la chica.

Desde que la adolescente llega al pequeño pueblo en donde vive su papá, se van sucediendo uno tras otros hechos lastimosos; cuando las cosas parecen encaminarse, nuevamente la tristeza aflora. De a poco, entre las intervenciones del romántico Will y los intentos de Steve, la dura y hostil Ronnie va perdiendo el camuflaje para transformarse en una chica buena, profunda, capaz de demostrar amor.

Con muchos altibajos y un final previsible, el relato habla de perdón, amistad, de la familia y de la necesidad de dar una segunda oportunidad. La profundidad y el valor de estas temáticas se pierden en una actuación bastante pobre de parte de Cyrus, quien parece no hallar la manera de expresar lo que realmente pasa a su personaje, más allá de gestos antipáticos y poses poco femeninas. El resto del elenco no puede más que acompañar, y está claro que la idea era que la protagonista se luzca. Las escenas, además, son los típicos lugares comunes que pueden verse en cualquier film romántico de adolescentes (el vóley en la playa, la chica que vaga en el parque de diversiones de noche, la playa solitaria en la que se refugia mirando el mar, entre otras).

La Ultima Canción se pierde en una trama con demasiados enredos e interpretaciones débiles. Sin embargo y a pesar de que la misma historia podría haber sido resuelta en menos tiempo y con ahorro de conflictos, es una propuesta válida para adolescentes poco exigentes.