La torre oscura

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

Después de varios años, y cambios en el guión y la dirección, llega la adaptación de La Torre Oscura, basada en la saga escrita por Stephen King.
La historia comienza con Jake Chambers, un joven de Nueva York, que hace varios años tiene recurrentes sueños sobre un pistolero, un hombre de negro y una torre oscura. Su madre y su padrastro no le creen y buscan ayuda psiquiátrica para el chico.

A la par en Mid-World la pelea entre Roland, el pistolero y Walter, el hombre de Negro, continua acrecentándose cuando este último utiliza las mentes de los chicos para operar una máquina capaz de destruir la torre oscura, el eje y vínculo de todo el universo.

Cuando Jake se escapa y decide, a toda costa, encontrar el mundo de sus sueños, cae bajo la tutela de Roland quien deberá protegerlo del Hombre de Negro.

Una saga de siete libros, con continuaciones en formatos de cómic y videojuegos y un universo tan vasto que mezcló los géneros de ciencia ficción, fantasía, terror y western, podría haber funcionado mejor en un formato serie de tv.

La idea original de Ron Howard (aquí productor de la película) era dirigir una serie de películas y temporadas para tv para abarcar lo mayor posible el trabajo de Stephen King.

Finalmente se optó por ir a lo seguro. Nikolaj Arcel (A Royal Affair) se puso detrás de las cámaras en un film de una hora y media que resume poco las aventuras de El pistolero.

Dejando de lado las diferencias narrativas entre la novela y esta adaptación, el film padece el querer contar, de manera abrupta, al espectador un universo de fantasía similar al del Señor de los Anillos.

En su primera media hora resume el conflicto que llevará a la acción y confrontación de los personajes, pero todo esto queda desligado a una puesta en escena y un contexto que necesitaba más tiempo para que el espectador procese.

En lo actoral, la decisión de tener a Idris Elba y Matthew McConaughey fue acertada, pero sus roles quedan rezagados a esquemas clásicos de personajes buenos y malos, y no hay facetas. Roland es consumido por la venganza y abandona su cargo de protector pistolero, pero no pasa mucho tiempo hasta que vuelve a serlo. Mientras que El Hombre de Negro busca destruir la torre oscura para liberar la oscuridad que se encuentra fuera del universo, sin ningún tipo de motivación alguna.

La acción y su apartado visual cumplen pero no asombran. Todo está acotado a un justo presupuesto, previendo una posible mala recaudación en la taquilla.