La teoría del todo

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Sentimientos por sobre la razón"

Apoyándose en dos excelentes trabajos actorales, el ganador del Oscar James Marsh traslada a la pantalla grande la vida de una de las personalidades más importantes de la historia moderna.

Enfocándose con mucho más detenimiento en lo emotivo y ubicando el verdadero foco de atención sobre la vida personal del astrofísico Stephen Hawking, el realizador de “Man on Wire” edifica un drama enternecedor, aunque de ritmo irregular y devoto de caer en lugares comunes e innecesarios.

La tarea de realizar un film sobre la vida de Hawking no debe ser para nada sencilla por varios motivos, dentro de los cuales sobresalen su alto grado de conocimiento sobre cuestiones científicas que exceden nuestro alcance y su condición física producto del padecimiento de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Sin embargo, Marsh logra sortear ambos obstáculos gracias a un sencillo guión basado en la novela “Travelling to Infinity: My Life with Stephen” escrita por la primera esposa de Hawking y a la tremenda actuación de Eddie Redmayne.

Redmayne sin lugar a dudas se convierte en el principal motivo por el cual “La teoría del todo” debe verse y disfrutarse plenamente como una película construida para el lucimiento de sus actores principales. En su caso particular, Redmayne no solo es convincente sino que también es imprescindible para sostener todo el peso de una historia. Su interpretación de Hawking se apoya en un lenguaje corporal donde están cuidados hasta los más diminutos detalles y en una emoción que logra traspasar la pantalla desde el primer minuto.

El otro pilar donde reposa “La teoría del todo” es el trabajo de la joven Felicity Jones, quien interpreta a Jane Hawking para ofrecer un personaje atrapante que por momentos se convierte en el verdadero hilo conductor de la trama. Y es ahí precisamente donde “La teoría del todo” puede presentar sus irremediables fallas.

Al estar basada en la mencionada obra escrita por la ex esposa de Hawking, “La teoría del todo” pierde por momentos el foco ya que Marsh divide la propuesta de forma irregular en dos grandes partes. Por un lado la conmovedora lucha contra el ELA que lleva adelante la pareja y por el otro los nuevos sentimientos amorosos que se despiertan en Jane Hawking frente a la falta de apoyo y contención. A partir de ese quiebre, que tiene lugar a mitad del metraje, la película adquiere un estilo más telenovelesco y embiste más fuerte en materia de clichés y sensibilidad poco justificada, quedándose más que conforme dentro de ese terreno fácil.

Vale aclararlo nuevamente; las enormes dificultades que implica adaptar la vida de un personaje como Hawking son evidentes y se hacen visibles no solo en esta producción, sino seguramente en cualquier otra que arremeta contra el mismo objetivo.

No obstante, el trabajo de Marsh ofrece momentos logrados y merecedores de aplausos, sobre todo por el gran trabajo de la dupla Redmayne y Jones, quienes exprimen al máximo la oportunidad de interpretar a una de las parejas que más luchó en pos de su amor y de la búsqueda del conocimiento.