La Superball

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Hasta la década de los treinta la pelota de fútbol no era completamente redonda. Tenía un tiento o cuero que lo cerraba, que incomodaba mucho el juego. Pero en Bell Ville, provincia de Córdoba, Argentina, tres amigos desarrollaron dos inventos que iban a revolucionar el deporte para siempre: la válvula moderna y la costura invisible. A partir de esta novedad, forjarían un nombre y una industria pujante y exitosa. Pero el sueño de los bellvillenses se iría apagando cuando el mercado y el mundo se lo llevara puestos.

El orgullo sigue, la fabricación artesanal continúa, y las historias son a la vez interesantes y tristes. Un momento de gloria que se quedó en el tiempo, un espacio nostálgico y una desconexión de la realidad mundial. La aparición de Mario Albert Kempes, la máxima estrella del Mundial 78, muestra uno de los grandes puntos del film. La esperanza en su punto más alto, pero a la vez la más clara de las limitaciones de todo el proyecto de la Superval.

La película tarda en encontrar el eje pero luego tiene instantes apasionantes donde describe minuciosamente el pueblo. Una vez más, los documentales sobre pequeñas grandes cosas son los mejores que actualmente tiene el cine argentino. Una oportunidad de conocer Bell Ville, “Capital mundial de la pelota de fútbol”.