La suerte en tus manos

Crítica de Cristina Aizpeolea - La Voz del Interior

Con poca fortuna

Con todo derecho, después de películas con el peso de El abrado partido, El nido vacío o Derecho de familia, emotivas y redondas en el plano narrativo, con personajes tan humanos como los vínculos y las problemáticas que pintaban, Daniel Burman decidió tomarse licencia para entretener y rompió su propio molde con La suerte en tus manos, una comedia dramática de casi 120 minutos, en la que cuesta encontrar la buena fortuna.

La película, además de redefinir la óptica del lente de Burman, significó el (correcto) debut actoral del músico Jorge Drexler, otro uruguayo igual de querible que el Daniel Hendler que brilló en sus primeros filmes.

Aquí Drexler es Uriel, un cuartentón separado y mujeriego, padre de dos hijos y adicto al póquer, dueño de una financiera heredada de su padre, que se hace una vasectomía para no correr más riesgos de paternidad, y que un día, y de un modo bien inverosímil, se encuentra con la siempre solvente Valeria Bertuccelli, que aquí es Gloria, aquella que fue su novia de la joventud, que volvió de Europa a levantar la casa de su padre muerto y en esa misión confirma el desastre de su vida en pareja y redefine la relación con su omnipotente madre.

Así de barroco resulta el relato de la película y con cada giro y cada subtrama, el argumento se fuerza tanto como la máquina de la Trova rosarina (que también aparece en pantalla) y redunda en un concierto desafinado de personajes secundarios.

La película, no obstante, nos lleva de la mano por Buenos Aires y por Rosario y regala calidez y buenos momentos en actuaciones solventes y en los diálogos sobre el amor a los 40, los hijos y las relaciones. Sobre los temas que habla Burman, claro.