La señora Haidi

Crítica de Paula Vazquez Prieto - La Nación

La disputa entre lo oculto y lo evidente

Instalada en el ominoso espacio de una casona solitaria, la señora Haidi espera entre truenos y relámpagos. La noche, el desvío de una ruta, la llegada de una pareja luego de un accidente: ingredientes del terror que los directores Rafael Menéndez y Daniel Alvaredo administran con solidez, pero nunca alejados de la receta. Todo resulta calculado, atado a golpes de efecto y desbordes actorales. La tenue ambigüedad de Haidi (María Leal), restringida a esos primeros minutos de espera, se convierte en una máscara de horror grotesco, sumergida en fanatismos religiosos y sangrientos. Lo mejor: los aislados instantes de silencioso enfrentamiento entre Haidi y su huésped (María Abadi).