La rueda de la fortuna y la fantasía

Crítica de Héctor Hochman - Revista Cartelera

Este filme viene precedido de premios y criticas elogiosas por demás, podría ser que la expectativa se apoye en que el otro filme del mismo director “Drive my Car” este en el grupo de películas nominadas al premio Oscar. La cual todavía no vi. Construido a partir de tres historias cortas, que tienen en común la variable del feminismo bien entendido, sin embargo el otro punto en común es más importante desde lo cinematográfico. Podría decirse que el contenido de las tres, o sea el guión literario, que intenta ser original pero no lo es, prepondera el contenido sobre las formas en cuanto a imagen. Los tres mediometrajes, duran aproximadamente 40 minutos cada uno tienen en común el casi nulo movimiento de la cámara. Todos son planos fijos, desde primerisimos primeros planos hasta generales, por momentos hay corrección en la toma, un pequeño paneo que deriva en rectificación del plano. Solo una vez en todo el filme existe un travelling lateral siguiendo a un personaje caminando sobre la vereda, da la sensación de haber puesto la cámara en un auto y acompañar al personaje. Asimismo hay travelling de seguimiento o anticipacion, pocos pero hay, el cuadro no se altera. En cuanto a las historias, la primera con el subtitulo de “Magia, o Algo Menos Certero” nos muestra a dos amigas en un taxi, (esto reza la sintesis argumental), luego de una sesión de fotografiá, en realidad son dos compañeras de trabajo, si fuesen amigas el verosímil se iría de paseo, donde una de ellas cuenta el encuentro con un joven que la lleno de expectativas, incluso narrando lo que este habla de su ex-novia y de su infidelidad. Luego de descender del vehículo, la pasajera oyente retorna en busca de su ex-novio, el mismo hombre que conoció su amiga. Cuanta originalidad. Ni siquiera el desenlace lo es. El segundo, cuyo sub titulo es “La Puerta Abierta” termina siendo el más interesante, convengamos que tampoco destila innovación, igualmente involucra a tres personas, dos hombres y una mujer. Ella es quien retorna a la facultad luego de varios años y se involucra con un joven que ha tenido problemas con un profesor, quien no le perdono una falta a la ética grave y de quien planea vengarse manipulando a la mujer. La característica de este profesor es que no permite que cierren las puertas de su oficina cuando hay mas gente dentro de ella, de ahí el sub titulo. Nada sale como fue planeado, lo fortuito se hace presente. El tercer episodio, “Una Vez Más”, podría catalogarse como inverosimil, una leyenda aclara que en 2019 un virus produjo un colapso en la web, no hay mas secretos, el mundo se desconecto de internet, produciendo un retorno al correo tradicional y al telégrafo. Esto mismo fue lo que produjo desocupación y una caída en la oferta laboral a nivel mundial. (ni quiero pensar los estragos en Argentina si esto ocurriera). Una mujer retorna a su ciudad natal para el encuentro de egresados de su generación, 1998. Su intención es la clara búsqueda de encuentro con otra persona, situación que se frustra. Al día siguiente, en la estación de tren para retornar a Tokio, se cruza con la persona buscada, o eso parece, en principio. En medio una escena en un restaurante que no tiene ninguna trascendencia narrativa. ¿? Todo lo que ocurre a posteriori transita entre lo inverosímil, lo no creíble y el ridículo, mas allá de querer instalarlo como un juego posible. Todos los segmentos están unidos por una pieza musical empática, ejecutada en piano, es lo único en cuanto banda de sonido, ya que el diseño sonoro, de buena resolución, va de la mano de la estética instalada desde las imágenes. Por supuesto que para instalarse dentro de lo que hoy se considera políticamente correcto, debe presentar una historia donde la homosexualidad se haga presente, aunque carezca de toda trascendencia. Uno de los personajes se llama Kobayashi, igual que el secuaz del Kaiser Soce en el filme “Los Sospechosos de Siempre” (1995), aunque sospecho que debe ser un apellido común en Japón, no cuadra interpretar nada. En realidad el filme no aburre, los diálogos, algunos no tan trillados, mantienen el interés del espectador, también las actuaciones, pero termina siendo, a mi parecer, lo mas cercano a teatro filmado.