La región salvaje

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Amat Escalante dirige La región salvaje, escrita junto a Gibrán Portela, que narra lo que le sucede a un grupo de personas de un pequeño y conservador pueblo de México cuando se relacionan con una criatura alienígena capaz de brindarles placer sexual.
La región salvaje ofrece un inicio bastante sugerente y atractivo. Con la imagen de una mujer recibiendo placer, en medio de una zona desolada, de parte de una criatura de apariencia bastante lovecraftiana. Aunque a esta criatura sólo la veamos, por ahora, fragmentada.

Verónica es una joven que mantiene una relación poco estable con un extranjero y a quien tampoco se le da bien hacer amigos. Es en esa criatura, que quedó en la tierra tras la caída de un meteorito, que encuentra el placer que necesita. Un placer que de a poco comienza a lastimarla, a destruirla. Una relación tóxica de la cual sólo puede escapar poniendo a otra persona en su lugar.

Alejandra y Ángel son un matrimonio consolidado con hijos pequeños. Pero las cosas no terminan de funcionar entre sí. En secreto, Ángel mantiene una relación íntima con su cuñado, Fabián, un joven enfermero que pronto se hará amigo de Verónica. Mientras Ángel se encuentra encerrado en su clóset, Fabián se permite ser quien es, aun en un territorio que le es hostil.

Lo que mueve en gran parte a los protagonistas de la película de Amat Escalante es la búsqueda del placer sexual. Un placer que brinda su mejor rostro al principio pero que luego puede tornarse peligroso cuando uno se vuelve dependiente. Verónica sin poder disfrutar del sexo con seres humanos, Fabián siendo insultado y vapuleado cuando Ángel lo busca y no lo encuentra, Alejandra perdida en un matrimonio sin pasión ni nada que la una a su pareja.

En el medio del bosque, cuidado por un matrimonio mayor, la criatura vive y se alimenta. Da y recibe. Porque cuando consume del todo a uno, cuando ya se cansa, necesita de otro. Por eso Verónica entiende cuando ya no puede ser ella y, entonces, persuade a sus nuevas amistades para que se acerquen, siempre creyendo que les está brindando una oportunidad única.

Más allá de lo peculiar de la premisa, La región salvaje es ante todo un drama. Un drama narrado con mucho compromiso y seriedad, de fuerte contenido social. Porque a través de él se van desplegando diferentes temáticas, como la violencia machista y la homofobia. Ángel no sólo esconde su homosexualidad sino que para taparla se la pasa propagando comentarios ofensivos e hirientes. Alejandra es despojada de sus propios hijos por no poder ser la madre que se supone que tiene que ser. Verónica disfruta de su sexualidad y esto mismo la lleva a un destino quizás letal.

La banda sonora sirve para terminar de acentuar el clima de misterio y de terror que se avecina. La fotografía también es para destacar: a cargo de Manuel Alberto Claro quien trabajó con Lars Von Trier, clara influencia para Escalante acá.