Chef: La receta de la felicidad

Crítica de Néstor Burtone - Otros Cines

Cine con buen gusto

Jon Favreau sabe de lo que habla. Reconocido actor secundario, fue el encargado del guión de Swingers en 1996, incursionó en la dirección con Made y Elf, el duende y después pasó a las grandes ligas con las gigantescas Iron Man 1 y 2 y Cowboys vs. Aliens. Chef, que aquí se estrena con el subtítulo La receta de la felicidad, marca un regreso a las fuentes con un proyecto filmado, producido, escrito y protagonizado por él.

Ese mismo camino es el que hace el cocinero Casper después de renunciar a su trabajo en un restaurante debido a un enfrentamiento con su jefe por la imposibilidad de probar nuevas recetas. No cuesta demasiado interpretar esto como una referencia directa de Favreau a la industria y su tendencia cada día más irredimible de explotar una y otra vez las mismas franquicias y fórmulas.

Una vez desocupado, procurará volver a lo simple y conseguirá un food truck para vender sándwiches cubanos en las calles de varias ciudades emblemáticas de los Estados Unidos, dando pie a la segunda etapa (la primera es el desglose del sistema culinario) del film, aquella en la que Casper utilizará ese viaje para reconstruir el vínculo con su hijo, al tiempo que redescubrirá que aquello verdaderamente importante es seguir las convicciones personales. Lo mismo que Ratatouille, pero con panceta en lugar de verduras.

Todo esto suena a feel-good movie edulcorada y moralista, pero Favreau logra casi siempre –a veces derrapa– lo que a priori parecía imposible construyendo una propuesta amena y sincera que dispensa un cariño enorme por sus protagonistas sin jamás enjuiciarlos ni mucho menos criticarlos. El viaje de Favreau, entonces, llegó a buen destino.