La razón de estar contigo

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Lasse Hallstrom: mis vidas como (cuatro) perros

Al comienzo parece una película de Terrence Malick. Tomas cercanas de cosas cotidianas y universales y la voz del protagonista preguntándose, melancólicamente, por el sentido de la vida. Mas pronto surge lo que para nosotros suena como chiste, pero que el citado protagonista piensa muy en serio. Claro, se trata de un perro, y ve y entiende las cosas desde su perspectiva. Y la película es de Lasse Hallstrom, maestro de las historias sentimentales para todo público, de quien viene a cuento mencionar "Siempre a su lado", aquella del perro que esperó largos años el regreso de su dueño.

Esa era una historia tristísima. La de ahora, en cambio, es melancólica, y al final brinda una linda ilusión a modo de consuelo, porque describe las sucesivas reencarnaciones de un animal hasta reencontrar a su amigo más querido. No estamos diciendo nada que el trailer no haya dicho, y con mayores detalles. Lo que el trailer no dice, son las risueñas deducciones y reflexiones del perro tratando de entender a los humanos, las travesuras, la vida en diversos hogares con distinta gente, el modo en que a cierta altura el rostro de un muchacho lleno de sueños toma la misma mirada de su padre amargado, el momento en que un perro te elige para siempre (es así, aunque uno crea que es al revés).

Rodaje en las praderas de Manitoba, música de Rachel Portman, cuatro intérpretes caninos: un golden retriever, un ovejero alemán, un corgi galés y un mestizo, mezcla de San Bernardo con ovejero australiano. Basado en el libro homónimo de W. Bruce Anderson (hay edición en castellano, subtitulada "Un libro para humanos").

Tres aclaraciones necesarias:

a) Justo antes del lanzamiento mundial de la película cierta gente difundió un video de supuesto maltrato al alemán, grabado 15 (quince) meses antes. Si se mira bien, no hay tal maltrato. Se advierte mala intención de afectar a entrenadores y productores, y harta ingenuidad en varios internautas políticamente correctos.

b) Algún comentarista menciona el posible antecedente de la opera prima de Hallstrom, llamada "Mitt liv som hund", "Mi vida como un perro" (Suecia, 1985, para nosotros "El año del arco iris"), pero ahí no actuaba ningún perro. Era la historia de un niño infeliz.

c) Otro dice que esta obra habría salido mejor en manos de "alguien que realmente ame el cine". Hay que avisarle a Hallstrom. Ya lleva 45 años y 35 películas haciendo lo que no le gusta, por ejemplo "¿A quién ama Gilbert Grape?", "Las reglas de la vida", "Un viaje de diez metros".