La razón de estar contigo

Crítica de Federico Cobreros - Alta Peli

La razón de estar contigo viene torcida de fábrica (por lo que si interesa saber qué pienso respecto al infame video del ovejero alemán en el agua, lean la nota ACÁ). Aquí solo me abocaré a escribir mi opinión de la última película de Lasse Hallstrom, quien tiene experiencia en hacernos llorar con perros ya que dirigió Hachiko con Richard Gere, algunos años atrás en el 2009. Esta vez, a través de múltiples vidas, intentará mostrarnos cual es el significado de la vida, pero no de la vida humana, sino de la vida perruna.

Nací para amarte:
La razón de estar contigo arranca narrada en primera persona por Bailey, un perro interpretado por Josh Gad, quien hace una buena labor aunque por momentos se lo nota en piloto automático, falto de emoción. Asistiremos a las múltiples vidas de Bailey, quien en los sesenta forma un lazo irrompible con Ethan. Desde cachorro hasta su adultez, Bailey lo acompaña en las buenas y en las malas, hasta que sea la hora de partir. ¿Y después qué?

De eso se trata un poco La razón de estar contigo, del después. Bailey tendrá algunas cuantas vidas para intentar entender el comportamiento humano y sus miserias. La soledad, la tristeza, la envidia, y por supuesto la alegría. Pero sobre todo intentará entender el sentido de su vida.

Las vidas que irá tocando Bailey en cada una de sus interacciones en la tierra serán diferentes, así como será diferente lo que le pase a él como perro. Con cada nueva vida irá sumando experiencia y conocimiento, hasta eventualmente comprender la razón de todo y así cerrar el circulo.

Carilinas a mano:
Si bien La razón de estar contigo no tiene golpes bajos, ni apela a lo lacrimógeno, tenemos que partir de la base que hablamos de una película donde un alma perruna vive varias vidas. Y con varias vidas, hay varias muertes, no hay manera de esquivarlo. Y los de lágrima fácil como quien les escribe, deberán munirse de pañuelos, porque las lagrimas caerán… y cómo!. Pero así todo, repito, Hallstrom no se vale de golpes bajos para lograrlo, y las diferentes partidas de Bailey se sienten como una parte natural de su vida. El premio a la lagrima gorda se lo lleva el clímax del film, con una vueltita de tuercas muy interesante sobre esos últimos minutos que hará llorar a cualquier amante de los perros.

En el apartado técnico La razón de estar contigo es impecable. Cómo decide en mostrar la visión de un perro, sus lugares más íntimos, sus comienzos, sus miedos, todo se adivina orgánico y plausible para aquellos que disfrutamos de la compañía de un perruno amigo en nuestros hogares.

Las actuaciones son correctas y llevan adelante la acción de manera sólida. Sobresale Dennis Quaid, quien a pesar de tener poco metraje logra con su pedacito de historia, ser el ultimo engranaje necesario para el emocionante final. Por el lado perruno, mas allá de la controversia del -tendencioso- video difundido por TMZ, a ningún perro se lo ve fuera de su elemento. Todos los perros que aparecen en pantalla se adivinan cuanto menos bien llevados por sus adiestradores. En pocas palabras, los perros hacen de perros, no hay acciones especificas. La intención de Bailey la pone sólo Josh Gad con su narración.

Conclusión:
La ternura que muestra La razón de estar contigo en su historia será más atrayente para aquellos amantes de los canes. Una historia contada de forma simple, con un guión solido y objetivo claro, hacen que la película logre lo que se propone. Que nos haga emocionar y que queramos salir corriendo del cine a abrazar a nuestras mascotas. Una película para disfrutar desde la primera hasta la última lágrima.