La protagonista

Crítica de Nicolás Ezequiel - Loco x el Cine

Paula es una actriz entrada en los 30, que accidentalmente logra frustrar un asalto a un bar. Eso le da cierto protagonismo en los medios, y algún reconocimiento en la calle. Cuando sus quince minutos de fama se terminan, descubrimos que acaba de separarse, está alejada de la actuación y toda la gente que la rodea parece triunfar mientras ella no lo hace. En síntesis, se ha vuelto un personaje secundario en su propia vida.

Esta película pertenece a esa especie de “sub-género” que existe en el cine argentino, que se caracteriza por seguir con la cámara el día a día de un personaje, a partir de un suceso disparador, como si asistiéramos a un documental secreto sobre un individuo, a lo Truman Show. Un ejemplo reciente sería “El cuidado de los otros” (Mariano González, 2019).

Lo que hace distinta a “La Protagonista” es el uso de la comedia. Una comedia sutil, lograda mediante gestos, tonos, miradas. Paula se encuentra en un momento de su vida en el que acaba de separarse, no encuentra satisfacción en la profesión que ama, y se siente incómoda en cualquier situación social. Es imposible no sentirse reflejado en alguna de las situaciones que se le presentan a este personaje como viñetas. Clara Picasso, directora y guionista, consigue con pequeños guiños lograr la complicidad del espectador, sacarnos una sonrisa y decir “yo también estuve ahí, Paula”.

La película se sostiene casi totalmente en la actuación de Rosario Varela, en una gran performance que logra transmitir con su rostro una catarata de emociones que su personaje, Paula, busca ocultar mediante sus palabras. Varela construye un personaje que se siente humano y querible, al que nos da ganas de abrazar y decirle que ya todo va a pasar.

Picasso y Varela construyen el retrato de una generación que pensó que siguiendo sus sueños, a los treinta años ya tendrían la vida resuelta. Y acá están, como Paula, envueltos en la incertidumbre. Viviendo constantemente el choque entre expectativas y realidades. Una generación que esconde sus emociones hasta que ya no pueden más y explotan, como en el último y potente plano de la película.