La prima cosa bella

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

Algo sobre mi madre

Bruno (Valerio Mastandrea) es un profesor de hotelería y poeta frustrado que ya frisa los cuarenta años. Misántropo, huraño, se resiste a tomar las riendas de una vida adulta y se ha anclado en el pasado para justificar su adicción a los opiáceos y la falta de resolución de sus situaciones familiares y maritales. Su hermana Valeria (Giulia Burgalassi) lo va a buscar a la facultad con un ultimátum: es la última oportunidad para que se acerque nuevamente a su madre, Anna (Stefania Sandrelli), que convalece de un cáncer terminal en un hospicio de Livorno.
No es una tarea fácil para Bruno confrontar situaciones que evocan, a su entender, el origen de todos los males de los Michelucci. Si Anna no hubiera sido elegida la Mamá Más Hermosa de la playa de Livorno en 1971... quizá todo lo que llegó después no habría sucedido. Anna habría aguantado, como hasta ese entonces, el trato despótico de su marido Mario (Sergio Albelli). Bruno y Valeria no habrían dejado la comodidad de su hogar para correr aventuras de hotel en hotel mientras Anna revelaba su auténtica personalidad: la de una mujer cautivadora e impredecible, capaz de alterar el aire a su alrededor. Como efectivamente alteró a Bruno, un hijo incapaz de superar la barrera que lo separa de esa mujer a la que ama y admira a su pesar.
Aunque contiene y desarrolla muchas unidades temáticas de interés, no todas bien logradas (del breve homenaje al cine italiano de los ´70, a la torpe y estereotipada tía de los niños Michelucci) hay, cualitativamente, una gran distancia
Para homenajes al drama edípico ya existe una notable película italiana, con mucha más sangre y explosividad insular: "Respiro" (Emmanuele Crialese, 2002), con una desmesurada Valeria Golino que en la Sicilia de los años ´90 es compañera y tormento de sus hijos varones. En esta cuestión nuclear análoga (la relación de Anna y Bruno y cómo él se construye con los años en relación a sus vivencias infantiles), faltó bastante alma y empatía entre los personajes. Quizá no sea una falla del director y co-guionista, sino de los actores. Por lejos, las situaciones ambientadas en la actualidad son las de mayor impacto sobre el espectador y aquí se lucen, sin excepción, actores y equipo de producción. Una propuesta que apela a la nostalgia