La prima cosa bella

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Emotiva, melancólica, expansiva, desbordante de sentimientos, neorrealista y a la vez contemporánea, La prima cosa bella es una comedia dramática en la mejor tradición del cine italiano, con varios David Di Donatello a cuestas y candidata a los Oscar. Risi -homenajeado en el film, ya que aparece en un set de filmación-, Monicelli y algún realizador más actual como Scola asoman su legado en esta pieza fenomenal de Paolo Virzì que recorre varias décadas de una familia disfuncional. Con un elenco extraordinario que encuentra el tono y la sensibilidad justas para componer cada personaje en sus diferentes edades, la película salta infatigablemente entre los años 70, los 80, y la actualidad mientras describe vínculos parentales que oscilan entre las sonrisas, las lágrimas, la desgracia y la alegría. Un arranque prodigioso nos muestra un típico evento veraniego del pasado –con ecos del comienzo de Luna de Avellaneda de Campanella- con elección de
reinas dudosas y fugaces, cantantes melosos y animadores kistchs, sólo para presentar una pareja y dos hijos pequeños que serán parte indisoluble de una trama que en su par de horas de extensión
no deja de atraer, conmover y proponer toques de bienvenida diversión. La descomunalmente bella Micaela Ramazzotti y el formidable Valerio Mastandrea son sólo dos nombres a mencionar dentro de un cast inmejorable bañado por melodiosas canciones peninsulares que son un personaje más y que hasta que le dan título al film.