La posesión de Verónica

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Es una película de terror que ancla en un hecho real ocurrido en España, conocido como el primer expediente X desclasificado, ocurrido en los 90 en el barrio Vallecas de Madrid. El responsable es Paco Plaza (co-dirigió las dos primeras “Rec” e hizo la tercera), responsable también del guión junto a Fernando Navarro. Pero aquí deja de lado el costado “gore” de sus films anteriores y elabora un buen clima de tensión y horror sin exagerar en los efectos especiales, verdaderos lugares comunes de Hollywood. Logra un clima oscuro y espeso, mantiene la tensión y se instala con pericia en el mundo de una escuela religiosa, donde se supone que el mal es reconocible y palpable, donde no falta la monja ciega y sentenciosa (uno hasta espera sus dientes de vampira como en la saga de “El conjuro” pero no). Tres adolescentes juegan no tan inocentemente con una tabla de ouija, “alguien” responde y el peso de la posesión se la lleva una de ellas, la protagonista, con una actriz para recordar Sandra Escacena. El director va por más que la chica “atacada” y asustada, es también una niña que entra en la adolescencia y que esta recargada de obligaciones en su casa, pues su madre trabaja en horarios extensos y nocturnos y de día duerme (la encarna la recordada Ana Torrent). Su mundo de obligaciones adultas, tentaciones de nena, deseos y terrores. Bien hecha, con buen pulso, con un argumento que cierra, que no se engolosina con lo inexplicable sino que busca, dentro del género, una lógica. Buena sorpresa.