La plegaria del vidente

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Olas sangrientas con muchas sospechas

Un policial nacional con buena factura técnica que se articula a partir de una serie de asesinatos de prostitutas cometidos en la ciudad de Mar del Plata. El director Gonzalo Calzada (quien antes había filmado Luisa con Leonor Manso) sigue al pie de la letra los códigos del thriller, basándose en la novela de Carlos Balmaceda que, a su vez, se apoya en hechos reales que pusieron en jaque a la policía.

En La plegaria del vidente entran en juego varias situaciones y personajes que se ven acorralados por las dudas y el misterio. El Vasco (Gustavo Garzón), un policía de pasado oscuro y presente incierto, comienza la investigación del caso junto a su compañero (Fabio Aste) y Riveros (Vando Villamil), un periodista de policiales. En la trama también aparecen una médica forense (Valentina Bassi) y Mauro (Juan Minujín), un ciego con videncias que vive aislado en una casona de la playa y presagia lo peor. Completan el elenco de este sombrío rompecabezas Guillermo Marcos, como el jefe de la policía; Victoria Carreras, en el rol de una prostituta que corre peligro; y Rodolfo Ranni, ícono del género nacional de los años ochenta con sus films El Desquite, En Retirada y La búsqueda.

El relato hace gala de un montaje ágil, feroz por momentos, para mostrar la situación de desprotección de las víctimas luego de la aparición del primer cadáver del llamado "Loco de la Ruta".

Si hay algo atrapante en el film es el foco de las sospechas que recaen sobre todos, ya que el Vasco no sólo enfrenta a un despiadado asesino serial, sino que también sufre las presiones de políticos y de su propio departamento para descifrar el misterio.

Con una fotografía lúgubre que retrata los fantasmas personales del protagonista, un constante juego entre figura y fondo que sirve para desdibujar la identidad del criminal y cruerpos que hablan, el Vasco intentará desentrañar, junto al espectador, las pistas que lo conducirán a la identidad del villano de turno.

Por momentos, la película abruma al espectador con muchos detalles y datos a partir de una trama que esconde varias vueltas de tuerca y cabos sueltos, pero el resultado es positivo y arriesgado (el espectador sabrá por qué) en este policial made in Argentina que genera incertidumbre, miedo y dolor. Las olas sangrientas vienen con fuerza y muchas sospechas.