La piel que habito

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

La piel que habito es un film que se reconoce almodovariano, la mano de su director se distingue en cada fotograma. La temática, la estética, los personajes, incluso la forma de desarrollar la historia, son propias de su filmografía. En ella, el realizador español vuelve al cine noir, aquel presente en La mala educación y en Los abrazos rotos (película que en muchos aspectos es similar a esta), y lo hace desarrollando una historia de obsesión cargada de suspenso. Para aquel que vio los adelantos, es un placer ver cómo aquellos fragmentos, en apariencia aleatorios, se convierten en piezas de relojería que funcionan a la perfección en un film de gran ritmo que, no obstante, se toma su tiempo para desarrollar cada aspecto sin dejar cabos sueltos.

Con buenas actuaciones de Antonio Banderas y Elena Anaya, la última creación de Pedro Almodóvar se destaca por sostener un clima tenso que se mantiene hasta la última escena, capaz de erizar la piel. Atrapante y perturbadora, bien musicalizada y excelentemente narrada, la nueva película del realizador manchego se perfila para ser una de las mejores del año.