La noche que mi madre mató a mi padre

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

La directora y guionista Inés Paris se adentra en una tarea difícil, la de hacer reír con armas nobles, hasta podría pensarse, desde otra variable, en el texto de Sigmund Freud, “El chiste y su relación con lo inconsciente” (1905)
El filme es tan difícil de definir como lo que intenta producir, humor, gracia, y conjuntamente dos pequeñas rupturas de algunos cánones de la cotidianeidad del siglo XXI.
Si bien la apertura mostrándonos a una pareja de director y actriz en medio de ensayos muy delirantes de la obra “Camille Claudell”, uno desaparece inmediatamente y el otro, Isabel Paris (Belén Rueda), se quedará para cumplir el rol de protagonista de la cinta, y sobre ella recaerá la circulación, desarrollo y conflicto de la historia..
Claro que la presentación de los personajes es de manual de comedia que se desboca en la secuencia siguiente, en el que estarán todos presentes, salvo Diego Peretti, quien participara del filme representándose así mismo, en este momento sólo nombrado varias veces.
Todos están en un estacionamiento: Angel (Eduard Fernandez), un escritor de policiales devenido en guionista de cine, con su ex esposa Susana (Maria Pujalte), directora de cine, padres de Alba (Claudia Nortes), su hija adolescente, esperando a Isabel, la actual mujer de Angel,, que llegue para entregarle algo a Estrella (Alejandra Yu Pastor Pedreros), la hija adoptiva de ambos. Pero su tardanza hizo que el micro en el que debería haberse ido Estrella, partiera.
Isabel llega con Carlos (Fele Martinez), actor, y su ex marido, los acompaña Dylan (Lucas Paris), el hijo de ambos, ahí se resuelve que Dylan intente alcanzar al micro, lleve a Estrella y como acompañante a Alba. La escena cierra con una frase “dramática” que genera una sonrisa, desde el lugar que se emite, “Espero que esta no sea la última vez que vemos a nuestros hijos”, por boca de Angel.
El punto es cómo hacer comedia de un planteo de base dramática, pues el tema que subyace y sostiene el texto es, y en este punto es el personaje de Camille Claudel,, que cobra significación y peso: ¿Qué hacer cuando tus afectos más cercanos no creen en tus posibilidades? Entonces recordemos que la escultora vivió muchos años sumida a los deseos de su hermano, el poeta Paul Claudel, pero mucho más importante la relación de todo tipo con Auguste Rodin. Sólo le fue de utilidad cuando esa relación se quebró.
Luego de esas primeras imágenes se termina por definir la razón de la película, la historia en si misma, pero nadie tiene la sartén por el mango. Con un fundido a negro presentan el espacio físico importante, casi un personaje más, pues casi todo transcurrirá en esa mansión heredada por Isabel. Durante la noche siguiente, en una cena preparada para recibir al actor argentino, en la que Susana y Angel trataran de convencer a Diego que además de protagonista sea coproductor del filme, Isabel tratara de convencer a Susana, Angel y a Diego que ella es la mejor opción como co-pratogonista. Angel intentara a capa y espada convencer que su guión es perfecto, y protegerlo de la invasividad anticipada por Susana e Isabel sobre la forma de actuar de Diego con los guiones.
A la amable cena caen de improvisto Carlos (Fele Martínez) y Alex (Patricia Montero), su novia actual, para convencer a Isabel que la necesidad de dinero no es ficticia, que hay un hijo en común, etc. Lo cual se podría establecer (parafraseando) en “Seis personajes en busca de un autor” de Luigi Pirandello, para quedar determinada en alguna de las novelas de Agatha Christie, pues aparece un muerto, no hay asesino, ninguno tienen un móvil, todos son testigos.
Lo dicho, de estructura clásica, jugueteando con la comedia de enredos y haciendo un buen uso de las proximidades del vodevil, en que los diálogos superan la media, y las actuaciones, todas son muy buenas.
Entretenida y ¿si quiere? identifíquese y piense.