La noche más oscura

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

EL SHOW DE LOS PECADOS

Dos horas. Ese es el tiempo que la directora Kathryn Bigelow y el guionista Mark Boal se toman en LA NOCHE MÁS OSCURA (ZERO DARK THIRTY) para retratar de forma minuciosa la investigación que permitió al gobierno de Estados Unidos encontrar a Bin Laden, el líder de la organización terrorista Al Qaeda. Recién entonces, se muestra el intenso operativo de (aproximadamente media hora de duración) que muchos querían ver. La tensa secuencia en la que los militares yanquis abaten al barbudo en su casa-escondite en Pakistán está filmada de forma contundente y realista, sin concesiones: los fogonazos de inhumanidad, de bestialidad, se mezclan con cierto aire de satisfacción velada, como si una especie de “había que hacerlo” sobrevolara el final de la película, pero al mismo tiempo esta no se permitiera el festejo desmedido ni la heroicidad. Si bien el preámbulo (el camino para llegar al operativo) se vuelve por momentos demasiado pesado o lento, este inicio es una preparación necesaria para poder sentir en el último tramo del film todo el nerviosismo y la ansiedad que sufre la protagonista, la agente de la CIA Maya (Jessica Chastain), quien es la principal responsable de haber encontrado a quien se consideraba como el culpable máximo del atentado del 11-S. Sólo de este modo, una situación de la que ya todos conocemos el desenlace (es decir CUIDADO, SPOILER Bin Laden muere FIN DEL SPOILER), puede vivirse con verdadera intensidad dramática, algo que Bigelow logra resolver con maestría.
Es quizás en los dos primeros tercios en los que el film tambalea un poco: la historia de la agente Maya, una mujer tratando de salir adelante en un mundo de hombres (prácticamente una metáfora de Bigelow en Hollywood), es un recuento de las operaciones e investigaciones que permitieron dar con Bin Laden. Al principio, el método usado para obtener información es la tortura, que se muestra como un mal necesario para que EEUU pueda “hacer justicia”, lo que convierte a LA NOCHE MÁS OSCURA en una especie de confesión sin arrepentimiento, un show con los pecados de una nación. Por ejemplo, se muestra que con la llegada de Obama al poder, la violencia cómo herramienta para recabar datos es desterrada (el presi lo anuncia en los medios), pero al mismo tiempo, el operativo para acabar con Bin Laden resulta ser una operación secreta e ilegal en un país extranjero en la encima se asesina a personas inocentes: una llamativa incoherencia política que da bastante en que pensar.
Maya, se va transformando con el paso de los minutos: al principio, recién llegada al campo de batalla, se la ve impresionada y asqueada por los brutales métodos usados contra el enemigo. Pero después se va endureciendo hasta enceguecerse en pos de su objetivo: así, su vida su vida se reduce a tratar de encontrar a Bin Laden. Sin embargo, LA NOCHE MÁS OSCURA no se aprovecha demasiado esta interesante idea, la de la guerra transformando a un personaje. Este concepto podría haber acercado a Maya al protagonista de VIVIR AL LÍMITE (THE HURT LOCKER, 2008), el anterior trabajo de Bigelow, pero es algo que se va dejando de lado mientras nos acercamos al tan esperado desenlace en pos de retratar con sobriedad los entretelones de la operación. La interpretación de Chastain es muy sólida, especialmente en las escenas del comienzo, cuando se la muestra fuera de lugar, o en el cierre, cuando sufrimos junto a ella toda la expectación por esa cacería final.