La noche más oscura

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

Una década infame

Kathryn Bigelow, la primera directora en ganar un Oscar, se animó a un proyecto que, a priori, parecía casi imposible: narrar los diez años que demandó la búsqueda y cacería de Osama Bin Laden. Bigelow ya había mostrado su destreza para captar el clima cotidiano de la guerra de Irak con “Vivir al límite”, pero esta vez superó su propia marca. “La noche más oscura” no es sólo la historia de una búsqueda implacable, también es el retrato impiadoso y feroz de una década infame, plagada de atentados, violencia y horror.
??La película comienza con la pantalla en negro, mientras se escuchan los pedidos de auxilio de las víctimas de 11-S. A partir de allí la cámara de Bigelow se mete en las destartaladas oficinas de lejanas embajadas y en el submundo de las cárceles secretas de la CIA, mostrando explícitamente las torturas que siempre se ocultaron y que generaron agrios debates. Sin embargo, acá no hay apologías ni bajadas de línea, simplemente se expone el tema y será el público el que juzgue moralmente en un contexto de causas y consecuencias.
??En determinados momentos la trama se vuelve un poco compleja, y es posible que el espectador desprevenido pueda perderse en la maraña de nombres que maneja el servicio de inteligencia. Pero Bigelow y el guionista Mark Boal lo resuelven con un preciso equilibrio entre el ritmo narrativo, la rigurosidad histórica y el perfil de los personajes. En ese sentido la película se apoya en el personaje de Maya (la dúctil y ascendente Jessica Chastain), una agente de la CIA que está obsesionada y completamente entregada a encontrar al terrorista número 1. Ella es el nexo entre los distintos capítulos que van armando este rompecabezas.
??“La noche más oscura” pone en primer plano el trabajo incansable y silencioso de mucha gente que dejó su vida en la búsqueda de un enemigo invisible, entre pistas falsas, errores fatales y frustraciones. También muestra los brutales atentados de Al Qaeda en esta última década, pero jamás se recurre al trazo grueso o al golpe bajo. Si bien el desenlace es conocido, la tensión se mantiene durante dos horas y media, y la última secuencia, la del asalto a la fortaleza de Bin Laden, es tan realista como estremecedora.
??En el final no hay festejos ni alabanzas. Tampoco esperen moralinas fáciles ni banderas flameando por todas partes. “La noche más oscura” recupera ese cine vital que plantea dilemas y que deja al espectador pensando. Un pedazo de historia que está lejos de cerrarse.