La noche del demonio 3

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

¿Cuántas adolescentes poseídas o perseguidas por entidades demoníacas somos capaces de tolerar en un mismo año? Eso sólo parece saberlo Jason Blum, productor estrella de varias franquicias de terror de bajísimo presupuesto que vienen pululando desde hace ya varios años como “Actividad Paranormal” (Paranormal Activity), “Sinister”, “The Purge” y, por supuesto, “La Noche del Demonio” (Insidious). O sea, si asusta y es barata, es una de Blumhouse Productions.
Se sabe que cantidad y calidad no suelen ir de la mano, y si bien esta explotación deliberada del género dio sus frutos económicos, no aportó mucho desde lo narrativo o lo estético, más allá de inundar las pantallas con un montón de historias ancladas en el “found footage” y en lugares comunes repetidos hasta el hartazgo. Poco se destaca de este tándem terrorífico que entretiene hasta cierto punto, pero termina aburriendo con el mismo relato calcado una y otra vez que sólo se molesta en “renovar” a sus jugadores.
“La Noche del Demonio 3” (Insidious: Chapter 3, 2015) no es la excepción. Lo que había comenzado como una historia bastante interesante en 2010 de la mano de la familia Lambert, pronto se diluyó con su secuela en 2013. Ahora, la saga hace borrón y cuenta nueva, o mejor dicho, se va para atrás unos años para contarnos los problemitas demoníacos de otra persona. Lo único que prevale del relato original es Elise Rainier (Lin Shaye), la psíquica atormentada capaz de contactar a los muertos y Tucker (Angus Sampson) y Specs (Leigh Whannell), el dúo cazafantasmas que se ganó una mini-historia de origen.
Bah, Whannell se ganó algo más. Toda su experiencia en el género como actor, productor y guionista lo llevaron a querer debutar como director y hacerse cargo de esta tercera entrega que tiene a la joven Quinn Brenner (Stefanie Scott) como protagonista. Adolescente que perdió a su mamá y ahora busca los servicios de Elise para poder contactarla, debido a que cree sentir su presencia en el departamento que comparte con su papá Sean (Dermot Mulroney) y su pequeño hermano. Al principio, la señora se niega por algunas malas experiencias del pasado, pero tras un pequeño vistazo al más allá descubre que hay algo más siniestro que se quiere apegar a la chica y, obviamente, arrastrarla a la oscuridad.
Quinn es la típica chica que se lleva mal con su papá, demasiado afligido y ocupado para darle bolilla a las paparruchadas de su hija, hasta que cosas extrañas empiezan a pasar en el edificio y un accidente de auto la deja bastante magullada y sin poder moverse de la cama. Ahí es cuando la “entidad” se pone más pesada y papá Brenner decide buscar ayuda, primero con los muchachos de Spectral Sightings y luego con la experimentada Rainier que debe dejar sus propios fantasmas de lado para hacerle frente a este y salvar a la jovencita.
Eso es todo lo que tiene para ofrecer “La Noche del Demonio 3”: sustos predecibles, actuaciones chatas, clichés por doquier, algún que otro “homenaje” y una historia de fondo que ni se molesta en explicar demasiado, dando a entender que lo único que importa es el golpe de efecto, la atmosfera siniestra y seguir facturando para producir nuevas continuaciones. Lin Shaye es la única que le agrega un toque humano, y también humorístico (queremos creer que es a propósito) con sus momentos badass anti demoníacos.
Una película más de terror, de esas que aparecen en cartelera cada semana y pasan desapercibidas, incluso para los amantes incondicionales del género. Bastante tontuela y sin mucho sentido más allá del susto por el susto mismo.