La noche del demonio 2

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Terror artesanal con buenos resultados

Si hay alguien que tiene las ideas claras a la hora de filmar el terror es James Wan. La nueva creación del director de El Conjuro continua la historia de la Familia Lambert, quien ahora es perseguida por un misterioso secreto de la niñez que los deja conectados con el mundo de los espítritus.

La noche del demonio 2 (Insidious Chapter 2) no disimula -ni quiere hacerlo- las influencias de títulos como Aqúi vive el horror, Poltergeist y El resplandor, para sumergir al espectador en una historia plagada de presencias fantasmales, demoníacas y en un universo paralelo en el que pasan cosas, aunque los mortales no puedan verlas.

En esta segunda parte -la última sobre esta familia aunque se abre el abanico para un tercer capítulo- los Lambert dejan la casa y se mudan pero arrastran con ellos una extraña conexión con un universo paranormal. La trama se retrotrae veinticinco años para revelar los siniestros eventos que persiguen al clan y explorar entonces un sombrío inframundo y los miedos infantiles.

Con elementos inquietantes como un cochecito de bebé, muñecas, un andador con luces que se dispara solo, puertas que se abren y cierran lentamente y una madre que perturba a su hijo, la película aprovecha los recursos que tiene a mano para elaborar un producto muy del estilo de los años 70 y 80 (al igual que en El conjuro): un terror más artesanal que digital que crea las atmósferas adecuadas para sobresaltar al público.

Esta segunda parte es superior a la primera y explora la muerte de la medium del film anterior, que ahora desde "el más allá", intentará guiar a los padres (Patrick Wilson y Rose Byrne), la abuela (Barbara Hershey, quien alguna vez protagonizó también El ente), el hijo Dalton (Ty Simpinks) con percepciones "diferentes" y a un grupo de especialistas en fenómenos paranormales, para descubrir el siniestro caso que los llevará a la luz.