La noche del demonio 2

Crítica de Emiliano Fernández - A Sala Llena

Desde el más allá…

Apenas unas semanas luego del estreno de El Conjuro (The Conjuring, 2013), hoy James Wan nos entrega su tercera película consecutiva centrada en presencias sobrenaturales. Reproduciendo el camino de perfeccionamiento formal que atravesó su primera trilogía, aquella compuesta por las maravillosas El Juego del Miedo (Saw, 2004), El Silencio de la Muerte (Dead Silence, 2007) y Sentencia de Muerte (Death Sentence, 2007), en esta ocasión el malayo aplica su perspicacia a La Noche del Demonio 2 (Insidious: Chapter 2, 2013), consiguiendo la proeza de construir una secuela superior a la original y alzándose con el mejor opus de su obra reciente, esa que le ha ganado tantos elogios a nivel global.

La trama comienza en el mismo punto donde finalizó el capítulo anterior, con la entidad maligna alojada en el cuerpo de Josh Lambert (Patrick Wilson) y la familia del susodicho desconociendo la situación. A partir de allí, el film paulatinamente ofrece dos frentes narrativos que -por supuesto- se encontrarán en un desenlace a pura pirotecnia: por un lado tenemos la investigación acerca de la identidad del espectro causante del martirio, y por el otro está el típico “deja vu” de toda continuación que se precie de tal, sustentado en puertas movedizas, sonidos extraños, conductas espeluznantes por parte de los personajes y una amplia gama de bellos electrodomésticos con un funcionamiento por demás “irregular”...