La niña de tacones amarillos

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

La chica de tacones amarillos es un film de una belleza y una sensualidad realmente singular que narra la historia de Isabel, una muchacha, que esta a punto de cruzar el puente que la hará dejar la adolescencia, ese período de la vida de la mujer que transcurre entre la niñez y la etapa adulta, entre los 12 y los 19 años de edad. Ese proceso evolutivo bio-psico-sexual, que da cuenta -en la mayoría de las veces- del deseo en un estado puro. De allí su inocultable y perturbadora sensualidad.

El film trancurre en Tumbaya, un pueblo de Jujuy, donde la construcción de un hotel, traerán la presencia y la mirada de un otro, las cuales despertaran en Isabel, la consciencia de la atracción que puede provocar en los hombres. Al margen de la posibilidad implícita de cambio, que conlleva la presencia de lo que representa el extranjero en el imaginario.

Ganadora del concurso de ópera prima del INCAA y estrenada en el BAFICI 2015 este film de Luján Loioco logra emocionar al espectador porque nos transmite todo el tiempo ese juego entre la inocencia y la adultez. Y por otra parte el riesgo que implica, que una madre elija como protección a la prohibición, que es sin duda un modo de negar la realidad. Aunque en este caso la madre es el único sostén económico de sus dos hijos, y en un pueblo con poco trabajo.

La perdida de la infancia – adolescencia sigue simbolizada en el tema de la virginidad, que en nuestra tradición, continúa sosteniendo valores tales como la inocencia y la pureza. Y eso es lamentable, porque da cuenta también de las irremediables carencias de la educación escolar, en lo que a sexualidad se refiere. Porque esa carencia tiene -muchas veces- consecuencias que van a dificultar un sano desarrollo de la madurez sexual.

Lo cierto es que ver bailar, vestirse, peinarse, querer identificarse con un modelo de mujer, escapar de noche, caminar, conseguir el objeto de su deseo representado por los tacones amarillos, y moverse… a Isabel es un modo de homenajear la vida, más allá de todo.

Excelente fotografía, y mejores actuaciones hacen de La chica de tacones amarillos un film inclasificable y absolutamente recomendable para reflexionar sobre lo que aún continúa ocurriendo en los pequeños pueblos de nuestro país, lo cual es lamentable…y en muchos sentidos.