La música de mi vida

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

Gurinder Chadha, la directora que se ha hecho famosa por su filme “Bend it like Beckham” presenta ahora la historia de Javed, un joven de 16 años que sueña con ser escritor en medio de una cerrada familia tradicional paquistaní en el marco de la Inglaterra de fines de los ochenta. La película se centra en el pueblo de Luton, en 1987 en donde nuestro protagonista ha crecido y ahora, en plena adolescencia, no encuentra un grupo de pares en donde poder encajar.
Algunos de sus compañeros de colegio le dan un trato ostensiblemente diferente por ser hijo de inmigrantes y la única que posa la mirada sobre él, es su profesora de literatura que lo incentiva permanentemente para que dé a conocer lo que ha escrito, le insiste en que muestre sus poesías, e incluso será la encargada de enviar uno de sus escritos a un concurso de literatura porque realmente confía en su talento.
Pero sólo ella es la que apuesta fuertemente en Javed ya que toda su familia, comandada por su padre, está regida bajo su espíritu estricto y tradicional. Chadha dibuja un patriarcado lo suficientemente arquetípico para delinear una familia de inmigrantes que aferrada a sus tradiciones más exacerbadas y muestra cómo, en el fondo, operan con el prejuicio que a ellos mismos les despierta el mundo exterior.
Es en este retrato familiar donde más cuesta encontrar algunos matices interesantes, dado que la directora se apoya en una puesta demasiado atravesada por los lugares comunes y cualquiera de las situaciones que plantea, conduce a momentos subrayadamente previsibles.
Pero no todo será literatura en la vida de Javed: en el comedor de la Universidad comenzará una incipiente amistad con Roops, quien le entregará dos cassettes que le cambiarán la vida. Un gesto casi mínimo que hará que nuestro protagonista se sumerja en la discografía y en la obra de un músico que será su permanente fuente de inspiración y motivación. Esas dos cintas son justamente dos de los álbumes más famosos de Bruce Springsteen, “el Jefe”: esa voz que con su poesía le permitirá seguir adelante cada uno de sus sueños.
Javed termina obsesionado con Springsteen, viéndose reflejado en el espíritu humilde y proletario del cantautor que ha llegado a convertirse en un héore de la clase trabajadora, con canciones que reflexionan sobre la conciencia de clase y la búsqueda de salida a la rutina. Con lo cual, las escenas que se construyen con las letras de las canciones de Springsteen girando alrededor de la cabeza de Javed como parte de su obsesión, pierden toda consistencia por la caprichosa decisión de omitir el subtitulado.
Lo mismo sucede con la letra de las canciones, que dan contexto y acompañan a lo que se está relatando pero al no estar tampoco subtituladas, tanto el público que no conoce en profundidad la obra de Springsteen como el que no sabe inglés, pierde una parte esencial e importantísima de la película.
De alguna manera, Springsteen será la fuente de inspiración para esa libertad que Javed necesita para encontrar su lugar en el mundo y oponerse, a su manera, a la “tiranía” de su padre. Sin dudas lo mejor del filme de Chadha, es poder mostrar ese contexto de la Inglaterra de Thatcher de fines de los ´80 (y su vínculo político con Reagan), que describe, con muchos detalles, lo que vivía esa clase obrera en plena crisis e inclusive, en algunas escenas, muestra el rebrote del frente neo nazi dentro del pequeño pueblo.
El caos económico, la falta de trabajo, el cierre de las fábricas y los problemas que deben vivir los inmigrantes son los apuntes más interesantes que plasma en pantalla la directora, para poder precisar todas las implicancias del ambiente social que coacciona sobre la historia. Lamentablemente, sólo lo toma como para completar algunas pinceladas dentro de la historia por lo que no se permite profundizar: sencillamente muestra ese marco social, adornando su edulcorada historia.
El relato en sí mismo, que sigue ajustadamente el típico esquema de “basado en hechos reales” termina sin tener nada sobresaliente o llamativo más que cualquier otro relato que ya haya sido contado, con una estructura más similar al de una película de streaming que de un estreno cinematográfico.
La historia y el contexto son interesantes, pero en todo momento el guion de la propia Chadha junto a Paul Mayeda Berges se inclina por una historia convencional contada con canciones, con una constelación familiar típica de inmigrantes de la que el cine ya ha mostrado cientos de ejemplos.
Con lo cual, si bien técnicamente es correcta y la historia es fluida, la falta de creatividad en el modo de contar la historia junto a un extensión algo excesiva, atentan contra el resultado final, sumado a lo que ya ha sido apuntado de la falta de subtítulos que no permite apreciar con mayor precisión cómo la letra de las canciones va incidiendo en la historia.
Simpática, liviana y sin nada demasiado novedoso para aportar “LA MUSICA DE MI VIDA” termina siendo un entretenimiento sencillo y liviano que se deja ver, sin mayores pretensiones.