La muerte de un perro

Crítica de Alejandra Portela - Leedor.com

La muerte de un perro: cine uruguayo de calidad

Hay un juego de espejos interesante en esta ópera prima de Matías Ganz, realizador uruguayo que tuvo su paso por la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (La Habana, Cuba).

La muerte de un perro, titulo bien fuerte y recordable, llega a la plataforma cine.ar a modo de coproducción entre Uruguay, Argentina y Francia. Es verdad que en la historia hay un perro muerto,pero también hay un perro que está vivo, dos casas de clase acomodada, una matrimonio de padres y un matrimonio de hijos, sirvienta y pobres.
Como en buena parte del cine contemporáneo, latinoamericano sobre todo, el tema de la amenaza hacia lo extraño, por ejemplo la que sienten las clases altas hacia los que piden en las puertas de sus casas o de sus propias mucamas (vestidas como mucamas por supuesto) es el mar de fondo que el guión también de Ganz, desarrolla con deliberada astucia. Rico en sutilezas, desde el momento en que un perro muere en la mesa de operacion de un veterinario, tiene una base central: el usual despliegue de pequeños gestos.
Con aquella idea de que en lo cotidiano también se esconde lo siniestro, ese universo de pequeñeces sin embargo va mutando a una zona más negra: el título entonces se transforma en una metáfora, y los perros, para cierta gente, no son solamente los que tienen cuatro patas y corren felices por la plaza, como el de la foto de esta nota.