La monja

Crítica de Mariano Patrucco - EL LADO G

Entretenida, bien ambientada, con buenos sustos pero nada memorable, La Monja será más apreciada por aquellos que estén familiarizados con la saga El Conjuro.

El cineasta malayo James Wan tiene un talento especial a la hora de crear historias de terror. De Saw (2003) y Saw II (2004), pasando por Dead Silence (2006), Insidious (2008) e Insidious: Chapter 2 (2013) sin dudas su trabajo más genial hasta el momento es la saga de The Conjuring (2013). Las películas que siguen la historia (ficcionalizada) de los casos (reales) a los que se enfrentaron los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren se ganaron el visto bueno del público y la crítica con su buen manejo del suspenso, generación de climas y atmósferas opresivas y su encanto old school en un mercado de terror que parecía harto de las bazofias en found footage y el torture porn.

Los demonios, fantasmas clásicos y posesiones infernales volvieron al centro de la escena del cine de terror mainstream. El estudio aprovechó el gran potencial de las crónicas paranormales del matrimonio Warren para explotarlo en precuelas y spin-offs varios que corrieron una suerte bastante dispar. Mientras la crítica se rendía ante The Conjuring y su secuela, el primer spin-off (Annabelle, 2014) fue recibido con reviews bastante negativas a pesar de que la “marca” El Conjuro le aseguró una taquilla más que aceptable. Para la secuela (Annabelle: Creation, 2017) dejaron el trabajo en manos de un director más experimentado en el terreno del terror y el resultado fue mucho mejor. Ahora el creciente universo de El Conjuro nos lleva a conocer el origen de uno de sus más aterradores demonios: Valak, de The Conjuring 2.

Tras el suicidio de una monja en una abadía rumana en 1952 el padre Burke (Demián Bichir) es enviado por el Vaticano a investigar el hecho y comprobar que el terreno del convento siga siendo sagrado. Junto a él viajará la hermana Irene (Taissa Farmiga), una novicia británica que aún no ha tomado sus votos y es perturbada por extrañas visiones. Con la ayuda de un pueblerino local apodado Frenchie (Jonas Bloquet) la pareja de religiosos se adentrará en el oscuro convento para descubrir que los eventos siniestros son obra de una presencia diabólica encerrada en lo profundo de la abadía.

La Monja es una efectiva y convencional película de terror que cumple con lo que promete y no busca más que entretener y asustar por igual. Su principal virtud es la correcta construcción de atmósfera terrorífica que logra sumergir al espectador en su mundo y una más que pulida puesta en escena de ambientación gótica y oscura que recuerda por momentos a las películas de explotation de terror religioso, con toda su carga de convenciones y clichés (rezos en latín, cruces invertidas, pentagramas, serpientes, etc).

Su acotada duración y buen ritmo hace que la película pase volando y el espectador se quede ansioso con ganas de más. El mayor inconveniente de la película (y poniéndonos un poco minuciosos) se encuentra en la constante repetición de ciertas fórmulas a la hora de construir la mayoría de los sustos. A lo largo de la película veremos a los personajes caer en la misma trampa de seguir una silueta familiar o un susurro hasta el lugar más oscuro y tenebroso, solo para ser sorprendidos por una mano que aparece fuera de campo, un monstruo aterrador y gritón que salta desde las sombras o la presencia de la siniestra monja que aparece después de un giro de cámara.

La marca autoral se siente a través de los climas y la sensación general que la película logra, no está muy lejos de la atmósfera general que se siente viendo cualquiera de las películas de la saga de El Conjuro (el soundtrack con los coros de lamentos recuerdan ciertos pasajes sonoros de The Conjuring 2) y esto tiene que ver con la presencia de Wan y Gary Dauberman (guionista de las dos películas de Annabelle) en el guión de la película.

La Monja termina siendo un entretenimiento terrorífico bien logrado que cae del lado de los aciertos como Annabelle: Creation pero aún se encuentra a años luz de la calidad encontrada en las historias de los Warren. El universo El Conjuro sigue gozando de buena salud.